Opinión Nacional

El dialogo el camino-el destino la paz

¿Cómo, en sano juicio, se puede atender, escuchar, oír, a quien vilipendia, maldice, ofende, difama, injuria? ¿Como soportar la condena a priori de quien te acusa en vez de defenderte? ¿Como acercarse a quien ha secuestrado la justicia para servir de mujiquita al amo? ¿Como acercarse al templo si la perversidad se ha hecho su credo y su modo de actuar y de existir? ¿Como soportar a quien hace de la imbecilidad su suprema sabiduría? ¿Cómo poder hablar con quién amordaza la palabra para que la libertad desaparezca? ¿Cómo tender la mano a quien las suyas de sangre van machadas? ¿Cómo tener fe en las instituciones, sus policías, el TSJ, la fiscalía, la defensoría si sus actores son esbirros, carniceros, eunucos, al servicio del amo, castrati para elogiar al señor? ¿Cómo comprender a quien da beligerancia a las FARC y disculpa con ello sus terroristas crímenes de lesa humanidad? ¿Cómo, con quienes exaltan a La Hojilla como el un gran modelo de comunicación libertaria? ¿Cómo con quien maldice y acusa de ser el mas grande criminal que en el mundo exista, responsable de todos los delitos de desestabilización y magnicidio, a quien le es imposible sacudir una piedra con la debida fuerza para dar muerte a una paloma, tal cual es el bachiller Julio Rivas?. ¿Cómo mirar a los ojos a quien te condena por hablar, manifestar, pensar y por disentir te da La Planta o El Rodeo por residencia? ¿Cómo buscar entendimientos con quien obstaculiza, impide la libertad de crear, de acceder sin prejuicios al mundo, a sus ideas, su saber, al arte y la ciencia, mediante una LOE hecha en la obscuridad, donde se oculta el crimen? Mas y mas preguntas se formulan ante mi terquedad tras el dialogo y se precisa, con irrefutables ejemplo, a los protagonistas de ese macabro juego. El presidente, la fiscal, la defensora del pueblo, el contralor, la jefa del congreso, el TSJ…
Nada más sencillo que responder al agresor con sus propis armas o utilizar peores, de ser posible emplearlas. Una canción popular venezolana, un golpe tocuyano, si a mal no viene, objetivaba con transparencia ese infernal “diálogo”: usté ta enfermo, usté también! Usté come chimó, usté también… es interminable. La ironía popular tiene sentido cuando los observadores descubren el juego del juego y con humor lo celebran y entre los contendores se cancela el garrote. Pues bien, eso debemos rechazarlo de raíz. Entre otras buenas causas, primera, porque los manipuladores de tan terrible estilo, muchos se nutren de la ignorancia pero no son imbéciles. Hay un cuidadoso proyecto en el uso de ese tipo de mensaje. Es provocar, entre los suyos, cohesión a través de lo instintivo primario, el odio. Pero, más que eso, en provocar en el destinatario, la misma reacción con fuerza de contrario. El éxito se alcanza si unos y otros se asumen como en bandos opuestos, para la destrucción. Pero, es más macabro el juego: es quitar toda posibilidad a la razón crítica y, por tanto, imposibilitar las inferencias verdaderas, porque los problemas reales, su solución, se quedan fuera. Queda la mera ideología. Segundo, el empleador de ese tipo de mensaje, logra crear repetidores, como en las sectas, pero con una gran distancia aun de estas. Las sectas, incluidas las satánicas, tienen elementos de trascendencia. Tocan desde su perspectivas temas álgidos como el bien/ el mal; la vida terrenal / la vida eterna. Estos, los bandos opuestos, en cambio, están lejos de esto, y, entonces, sustituyen a dios o al diablo, según la cualidad de de su odio, por la cualidad del líder, del jefe, que deviene en ser supremo, y entre él y sus súbditos, sus lacayos, el único nexo que los ata, no es la razón, sino la verdad del señor. El ser supremo se convierte en redentor y hacedor de milagros. Para sus opuestos: el destructor satánico. Tercero: este modo de discurso deifica al su emisor, y permite la abstracción absoluta de la realidad. O que la realidad pase a jugar un plano secundario. Por ejemplo, los granes problemas de la sociedad, inseguridad, salud, desempleo, cultura, etc., no son parte del discurso o si por fuerza aparecieren se trivializan o se justifican como efecto de las maniobras del enemigo. Así entonces, con los protagonista de este tipo de discurso, sea el presidente sea cualquiera eco de sus voz, no es posible el diálogo. El diálogo es con el resto de la sociedad, para que la consciencia crítica supere la inmensa crisis de la ausencia de ideas, pero ello pasa porque se tenga –para expresarlo de manera sencilla- ideas, conceptos, teorías, respuestas… a las diversas interrogantes que son la expresión del hecho real, de lo concreto. Detengámonos un poco en esto.

Está el discurso político. El del presidente, el socialismo del SXXI. Probar su inconsistencia, su incoherencia, su negación de los valores que, en la historia europea, tiene el socialismo, es fácil. Ante ese discurso está el discurso de la añoranza por la democracia. Ésta también, por presentarse como valor absoluto, ahistórica, queda fuera de la vida. Se le esconden sus severas limitaciones. Pero la interrogante es qué decirnos ante ese grotesco vacio, que decirnos a tan grotesca manipulación. Valdrán aquí algunos ejemplos. La oposición Dictadura-socialismo/ Libertad-democracia, no es permeable al ciudadano promedio. Y no lo es porque esa abstracción está aun lejos de la conciencia popular. El chavista mas docto y al mas humilde le es imposible definir el socialismo, pero a sus opuestos, le es absolutamente imposible saber qué es socialdemocracia/ democracia social/ primero justicia…etc. Está el discurso del alto clero católico, por ejemplo y se afirma que “sacarán a dios de las escuelas”.. En su contra Chávez lo demoniza y, casi, con la venia de Dios, lo condena. El punto no es si sacan a Dios de las escuelas, sino cual es el Dios, que debe estar allí. En la consciencia del niño. El de la verdad, el compromiso, el amor al prójimo y el reconocimiento de uno mismo en la pluralidad de todos los demás. Si verdad es que la mayoría del pueblo venezolano es católico, entonces las decisiones, sugerencias del alto clero debieran asumirse. Pero no es así. Se siente, incluso, respetuoso rechazo a muchos de los obispos. La cuestión es Pérez Esclarín y Fe y Alegría. Ese es camino expedito. Pensar, hacer, reflexionar, orientar. Las universidades están mudas y su palabra es fundamentalmente retórica, cascaron vacio sobre la autonomía. En su lugar debería producir conocimiento, arte, saberes para orientar al país, en todas las áreas de su competencia que son todas. El discurso de la academia debe ser tan claro que a cada juicio suyo corresponda su prueba. Y debe ser tal su hacer diario que cada universidad sea la casa abierta y el pueblo vaya a ella y ella crezca en las barriadas. Sobran modos, razones y belleza para poder hacerlo.

El esfuerzo es dedicación. Los partidos, sin dejar uno fuera, deben establecernos claramente cual es su teoría. ¿Ello implica que el trabajo teórico reemplace al trabajo cotidiano? No. Al contrario, para que el trabajo cotidiano sea eficaz el trabajo teórico debe ser parte de la cotidianidad. Ello, entre excelentes resultados, permitiría a cada partido, superar el clientelismo y superar las aberraciones antidemocráticas que suelen ser normales en cada partido, de ayer y de estos tiempos. En este momento que existe una unión de los partidos, con una clara determinación, mas que nunca están en la obligación precisar sus principios, sus fundamentos, su concepción y praxis de la democracia, de modo que los acuerdos sean producto del consenso con la mayor fundamentación en la capacidad y orientación ética, y sea la razón critica de estas organizaciones la que permita evitar los traumas que provoca la lucha por el poder, sin fundamentos, sin para qué, y lograr superar las aberraciones propias de la democracia convergida en mera juego de masas. Entonces el caudillo, por esa vía, se impone al líder. La capacidad de maniobra se erige por encima de la racionalidad ética.

Otra de las formas que permiten superar la Realpolitik a los partidos, es el acuerdo sobre grandes temas, que no requieren, por definición respuestas políticas, en su sentido inmediato de relaciones de poder y sus búsquedas, sino de las respuestas con clara fundamentación científica, técnica. Valga otro ejemplo. Los problemas del agua, la ecología, la salud, el arte, la ciencia. Aquí las decisiones políticas se toman a partir de las conclusiones científico técnicas, ético- estéticas a las cuales llega mediante las inferencias científicas, la valoración estética, la orientación ética. Si se inscribiese, en esa línea, el grave problema de la LOE, no bastaría probar sus limites, sino que se requeriría juna propuesta alternativa, que permita a todos los venezolanos, todos, asumir el diálogo. Y ese el camino. Proponer alternativas que conduzcan a la paz y ésta no como abstracción sino como práctica concreta del desarrollo de la sociedad, del individuo en ella.

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