El día depués
¿Entregará el Presidente el poder en el año 2012? ¿Respetará su nueva condición de líder de la oposición? ¿Cuál será el futuro de los partidarios de la tendencia chavista en una nueva Venezuela? No soy adivino ni pretendo hacer ciencia ficción. Sencillamente trato de interpretar los resultados electorales del PSUV en sus primarias internas. Lo primero que hay que señalar, es que contra todas las previsiones, el llamado pueblo chavista ni fue a votar masivamente, y los que sí lo hicieron: “castigaron” a 94 de los actuales parlamentarios negándoles la reelección.
Personas emblemáticas como Mario Silva, quién goza de un irrestricto apoyo presidencial, igualmente se quedaron en el camino. Y es que los partidarios del chavismo ya se han cansado de un proyecto que tiene mucho de retorica y poco de sustancia. Es más, cunde la desesperanza y la desilusión. Teniéndolo todo, todo lo han dilapidado.
Una vez más se llega al control del Estado, para convertir un mandato limitado por las leyes, en una aspiración hegemónica intemporal. Esta “Revolución” bebe en la tradición histórica venezolana de recomenzarlo todo nuevamente sin reparar en los predecesores y sus logros. Al adversario, real o imaginario, se le descalifica y persigue sin reparar en su condición de ciudadano con similares derechos a quienes circunstancialmente detentan el poder o se cobijan del mismo.
Lo más cuestionable del legado chavista es la deriva en la que ha incurrido su principal postulante. Las ideas anti-corrupción, legalistas, nacionalistas, solidarias, populares, democráticas, todas ellas orientadas a la redención popular, se han quedado a medio camino. El énfasis se ha hecho en una visión de país de corte militarista, bajo el signo del sectarismo y la violencia. El daño que se la ha hecho a tantas personas, por ubicarse ideológicamente, en una posición distinta, no tiene parangón.
Personas como el Gobernador Henri Falcón, el General Mullër Rojas, el Ex Rector Luis Fuenmayor Toro, el General Baduel, el General Rivero y el periodista Vladimir Villegas, todos ellos, alguna vez “hombres del régimen”, hoy son expresión de un descontento indisimulado por las desviaciones, errores y exabruptos cometidos por un “proceso” que perdió su rumbo emancipador.
Y en el “día después” sólo vale la reconciliación, la paz y los acuerdos amplios, dándole cabida a todos los factores políticos fundamentales de cada parcialidad, entre ellos los “chavistas”, quienes tendrán que ser capaces de practicar una política dialogante, de miras amplias y con ejecutorias eficientes. La Historia sólo tiene pertinencia si le sirve a las sociedades y sus hombres en el presente para corregir sus errores y tropiezos. El país no está perdido, el “bochinche” pronto debe cesar.