El día antes
Más de diez millones de venezolanos rechazaron en diciembre, de una u otra manera, una constitución totalitaria para implantar una sociedad cubanoide. Sólo uno de cada cuatro adultos votó sí. En una votación sin coacción, ni amenazas, con campaña e información democráticamente adecuada, el número de quienes quieren un estatismo autoritario quedaría muy por debajo de 20%. Es la gran noticia que nos alegra a los demócratas venezolanos de diversas tendencias. Pero con sólo rechazar los males no se garantiza la vida de nuestra democracia, enferma desde hace un cuarto de siglo. El Gobierno y las oposiciones tienen una muy difícil tarea en 2008: demostrar que anteponen la salud de la democracia y saben cómo lograrla. Está a la vista que quienes hace nueve años prometieron sanearlo todo, no saben cómo hacerlo y no quieren aprender ni corregir errores.
La oposición democrática no ha convencido todavía de su voluntad y capacidad de gobernar sin volver al pasado. En noviembre y diciembre ganaron puntos y levantaron esperanzas, al tomar en serio el peligro que nos amenazaba. Ahora para salvar la democracia urge mostrar propuestas serias y disposición responsable para la buena gestión en áreas claves y presentar candidatos respetables y unidos para las elecciones de gobernadores y alcaldes en octubre.
Esta batalla no se gana el día de la elección en octubre, ni el día después (como la anterior) sino el día antes. Cuanto antes mejor. La gente tiene que ver claro que prevalezca el mejor candidato para la mejor gestión y no el sectarismo partidista, ni el dedo del caudillo omnipotente, ni las ambiciones personales y familiares de tal o cual candidato.
El año 2008 será bueno para la democracia si el “día antes” se hace la labor de reducir 1.500 candidatos débiles y perdedores a 300 con opción ganadora. No importa el color, sino que sean demócratas y sociales. Por eso alarma oír que este gobernador o aquel alcalde (de gobierno o de oposición) quiere dejar en el cargo a su mujer, hijo, madre o hermano. Es un irrespeto a la gente, que debe recibir el repudio más decidido y el pase implacable de factura.
La decadencia de los partidos –incluido el reinante- siempre avanza gracias a la pasividad y alcahuetería de la gente, de los empresarios y de los modeladores de opinión pública. Por ejemplo, el nepotismo, forma de corrupción que coloca parientes en el gobierno y reparte con ellos como botín un bien público de la sociedad, ha batido récord histórico y la desvergüenza en las alturas ha llegado a niveles que ni con los Monagas, ni con Gómez se habían visto.
Los estudiantes fueron la novedad esperanzadora de 2007. Demostraron que tienen coraje, intuición y ética y estaban dispuestos a dar la vida por la democracia. Pero el triunfo marea y nadie está libre de las tentaciones del poder. Es importante que los estudiantes valoren la política y a los partidos políticos -como lo están haciendo, pero no deben olvidar que ellos tienen hoy algo que los partidos perdieron: credibilidad. Ésta no es transferible, sino que los partidos la deben ganar en el examen de 2008. Los estudiantes, militen o no en partidos, deben recordar que la autoridad democrática y el prestigio moral del movimiento estudiantil son superiores a los de cualquier partido y no son transferibles, ni se pueden dilapidar formando partidillos. La prisa es mala consejera.
En el “día antes” del año 2008 es necesario que continúe el movimiento estudiantil con su audacia e irreverencia democrática para seguir exigiendo la desprivatización (despartidización) de los poderes públicos, y contribuir (desde afuera) a que las candidaturas de gobernadores y alcaldes no sean peleas de gatos encerrados en sacos de ambiciones sin visión política trascendente. Al mismo tiempo, deben demostrar que tienen la agenda política que el país necesita en los cinco o seis puntos actualmente más sentidos y graves para la población. Las propuestas para los problemas del país existen, no es necesario que las inventen los estudiantes, pero sí que las pongan (y exijan al gobierno y a los políticos) en el centro del debate político y con credibilidad ante la gente. Luego de ese desempeño en el año 2008, muchos estudiantes estarán más cerca de su futuro papel como gestores y líderes de la República.