Opinión Nacional

El desprestigio crece

Finalmente llega la hora de la verdad. El mundo entero aprecia la realidad venezolana como lo que es y no como durante más de una década la han querido presentar tanto el señor Chávez, como sus mil millonarios propagandistas. No hay más lugar para el disimulo, ni para la mentira. El gobierno castro-chavista es el más grande fraude conocido por la civilización de este tiempo. Hasta los petrochulos más destacados del continente empiezan a marcar distancia ante algo que terminará mal y arrastrará a algunos a las penurias de procesos penales internacionales. En estos casos la justicia es como el trapiche de Dios, tardía pero segura. Por supuesto que también analizan las consecuencias internas que ya son visibles en cada uno de los países que los tienen como protagonistas.

El balance de Chávez no puede hacerse al detal, a menos que dediquemos jornadas enteras a engrosar lo negativo del mismo. Lamentablemente nada positivo que registrar. No lo decimos por sectarismo o resentimiento, sino por la profunda convicción derivada del seguimiento a la destructiva labor de mediocres importantizados, altamente ineficientes, corrompidos y corruptores que desmorona las institucionalidad de la República para imponer un estado socialista a la cubana que el pueblo rechaza. El régimen está tan debilitado, a pesar de la enorme concentración de poder político y económico logrado de manera ilegítima, que sólo puede tratar de mantenerse sobre la base de la represión abierta y encubierta, y de la violencia física e institucional, especialidad de los cubanos que gobiernan las áreas críticas del país.

Las recientes acciones represivas envían mensajes a todos los sectores. A la dirigencia opositora, a la disidencia chavista, a los sectores institucionales de lo que va quedando de fuerza armada, a los órganos de la administración de justicia convertidos en instrumentos de ejecución cívica y, especialmente, a los pocos medios de comunicación independientes. Las medidas contra Globovisiòn, en cabeza de su Presidente, Guillermo Zuloaga Núñez y de su hijo, son el reflejo más reciente de la cobardía infinita de quienes están abusando del poder para incrementar el temor e inhibir la resistencia frente al régimen. Con estas líneas ratifico nuestra solidaridad incondicional con ellos y con las empresas que tienen la responsabilidad de dirigir.

Pero, a pesar de todo, la cuenta regresiva está en marcha. Chávez será derrotado en septiembre, haga lo que haga. Saldrá del poder en 2012, o antes, si termina de perder la cordura en el camino. Hay que combatirlo con firmeza y con prudencia para evitar cualquier despropósito. La rabia, la indignación y la fatiga existentes en la población son superiores al miedo sembrado por el gobierno. Este tipo de regímenes siempre han terminado mal. Lástima que ese gran venezolano que fue Manuel Graterol Santander, Graterolacho, amigo y compañero de tantas jornadas, se haya quedado en el camino. No importa viejo, pa`lante siempre.


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