El desarrollo endógeno y asimétrico
La década de los 70’ pudiéramos llamarla la década del inicio de lo que hoy denominamos desarrollo en Venezuela. Así como se refiere a la década de los 80’ como la década perdida, cuando se inician o se remarcan los hechos que dieron origen a la mayor protesta nacional por lograr retomar el camino democrático y cuando surge con marcado énfasis la propuesta de una constituyente ante la desidia gubernamental que se negó a la reforma pedida de la Constitución de 1961, que iba quedando desfasada de nuestra realidad política.
Es así, como en contra de nuestros pronósticos y deseos, insurgen los golpistas hoy llamados “revolucionarios”. Esa suerte de aventureros en desfase, que se creen salvadores de la patria y que, con la suerte de una mala y minipartizada oposición, que se ha visto atosigada por la falta de coherencia gubernamental, sigue creyendo en que existen objetivos y propuestas que pudieran conducir a una meta positiva. Es decir, creen en un fracaso por error y no quieren entender que todo se maneja con una trama de improvisación que se atiene al “hacer e ir viendo”, es decir, “amanecerá y veremos”.
Los que hemos vivido el mundo militar, en nuestra mayoría entendemos las acciones, porque conocemos los personajes y seguimos con preocupación el deterioro institucional, donde se han invertido los factores que siempre sirvieron de base para la corrección del mérito, utilizando a ultranza el principio del “espíritu de cuerpo”, distorsionado por el “don de mando”, es decir, el seguimiento a ciegas del jefe aunque tenga “cochochos”, como en nuestra jerga, nos burlábamos del militar ignorante calificado como “chopo de piedra” (el garrote de los picapiedras)
Referimos la década de los 70’, porque en esa época surgió con énfasis la promoción del “desarrollo”, como teoría que nos ocupó en su entendimiento. Fue la época de Kaplan, Sunkel y Paz, Teotonio Dosantos, el ILPES y las cátedras del Cendes en la UCV y en la ENAP el Programa de Administración para el Desarrollo de la OEA. Siendo de considerar que en 1976 aparece imbuida esta teoría en la Ley Orgánica del Ambiente. Desde entonces se dice: ”Siendo Venezuela un país en vías de desarrollo y viviendo muchos de sus habitantes en condiciones de penuria económica, sólo nos resta una solución: un acelerado proceso de desarrollo económico que aporte los recursos requeridos para superar la marginalidad de la población, así como parte la ejecución de los programas de recuperación y conservación ambiental”. Conceptos que hoy han sido desvirtuados por la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, a pesar de la inclusión de la materia con rango constitucional en 1999.
Enlazamos el tema militar, porque a finales de esa década, en la corriente orientadora del proceso de desarrollo, todas las leyes e instituciones se incorporaron a este proceso. Así, se incluyó en los proyectos de reforma total y luego en el de reforma parcial de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, la participación de esta institución en tareas de desarrollo, que lamentablemente fue y sigue siendo mal interpretada por los militares, quienes creen que son solo tres objetivos o misiones a cumplir en el Estado, la seguridad, la defensa y el desarrollo. Es decir, para el militar, participar en el desarrollo es cumplir con funciones que no se definan taxativamente dentro de la defensa y la seguridad que siguen sin definirse, aunque esta última fue incluida en la Constitución como el todo del Estado.
Para el militar inculto, siguen siendo las llamadas operaciones o actividades de acción cívica (sacar muelas, enseñar a leer, peluquear, atender en consulta médica, dar de comer, etc., al ciudadano no militar en barrios) transformado con este gobierno militarizado en los llamados plan Bolívar 2000 y otros posteriores. Luego la siembra hidropónica, los conucos, el plan Barrio Adentro, el plan robinson, y todo este enjambre que no termina, que se ha corrompido con el aporte de Fidel Castro y la corrupción petrolera.
No es raro, que los mandos militares crean que la población desconoce el sentido de las desviaciones que se hacen en nombre de la Fuerza Armada. Son hábiles para inventar y se valen de cualquiera argucia, como la más nueva. La “guerra asimétrica” y “el conflicto o confrontación de cuarta generación”. No es necesario ir muy lejos, es un cambio de generación como el invento de IV y V repúblicas. Por esa razón, cuando ya no aparezcan dudas sobre el fracaso de los planes sociales, vendrán los planes de desarrollo asimétrico o de cuarta generación, porque ya los venezolanos de la tercera generación están cediendo a los inventos de estos nuevos independentistas de la patria.
Son muy hábiles los promotores de esta nueva etapa o generación militar. Creen que con solo nombres y definiciones se transforma una república. Sigue imperando la práctica del “pote de humo”, como siempre calificamos a las tesis militares muy adornadas con bondades de desconcertante apariencia. Al extremo de llegar al convencimiento final, fundamentados en la ignorancia del interlocutor y en el uso de las famosas frases cohetes. Esa es la razón por la que solo invitan a impartir enseñanza y dictar conferencias a los “teóricos legos”, que están prestos a inventar teorías que alegren el ojo de los nuevos y armonicen el sonido de los escuchas creyentes en “cantos de sirena” Ya la “revolución” o el “proceso” ocupa el espacio nacionalista de nuestra FAN. De allí el invento de poner “padrino” a un curso de comando y estado mayor, como si fuera un nuevo pregrado distinto de la licenciatura militar. Por demás extraño, que un curso del Ejército venezolano que se ha autodefinido “forjador de libertades” quiera utilizar la figura de un invasor que atentó contra nuestra libertad hoyando el suelo patrio, para exaltar nuestro nacionalismo. Esto res traición a la patria.
En las hechuras del “proceso”, no hay dudas, proyecto que llega al fracaso da paso a uno nuevo, tan o mas novedoso como el anterior, pero siempre buscando regresar al pasado conocido y fracasado. Hoy desarrollamos las reservas, porque se requiere mano de obra barata para atender o adelantar el “desarrollo endógeno” conducido por la FAN. Sólo ésta institución, que no puede protestar, sirve para este circo. Y en un país como Venezuela, “el cuartel” como lo calificó Bolívar, son muchos los que ansían ponerse un uniforme y tener un fusil, sin la obligación del servicio miliar, sin percatarse del riesgo que esto representa, pero la mayoría, ven en el verde uniforme la solución al problema del hambre. ¿Se atreverán a ir al frente como carne de cañón si nos invaden?
¿Qué es el desarrollo endógeno? ¿Se puede llamar así a quien se cierra a la apertura tecnológica y al mundo? Pesamos que antes que desarrollo, esto no es más que una involución y toda involución empobrece al hombre y lo conduce al primitivismo. Se ha dicho que la tierra es del hombre que la trabaja, mientras que la “revolución” quiere imponer que el hombre es de la tierra que trabaja.