El complemento directo (III)
Vimos que cuando el complemento directo es nombre propio geográfico, en principio lleva la preposición “a”: “Visitamos a París”; “Vimos a Roma de noche”; “Incluimos a Londres en la gira”. Sin embargo, en estos casos siempre ha habido vacilación, desde la época de los clásicos, y se ha ido imponiendo la tendencia a eliminar la preposición, como hoy ocurre de manera general: “Visitamos París”; “Vimos Roma de noche”; “Incluimos Londres en la gira”. A este respecto puede observarse que mientras la vacilación se da cuando se trata de nombres geográficos, es imposible con nombres propios de persona: “Visitamos Florencia” / “Visitamos a Florencia en la clínica”. En el primer caso no hay duda de que se trata de la ciudad de Florencia; en el segundo, de una mujer llamada Florencia.
Algunas consultas me permiten observar que en estos casos puede darse una confusión, que es conveniente aclarar. Algunas personas me han preguntado sobre la oración, por ejemplo, “Llegamos a París”, donde, dicen, no es posible eliminar la preposición sin que la construcción se resienta. Es así, por supuesto, pero en esa oración París no es la cosa llegada, es decir, no es complemento directo, pues el verbo llegar es intransitivo, y por tanto no lleva ese tipo de complemento. París allí es complemento circunstancial de lugar, o de llegada. De modo que hay que observar bien el verbo de la oración, para saber si es transitivo (lleva, o puede llevar complemento directo) o intransitivo (no admite complemento directo).
Cuando el complemento directo es un pronombre personal se dan casos interesantes. En “Él ama a su esposa”, el complemento directo es nombre de persona determinada, “su esposa”, y por eso lleva “a”. Pero si decimos lo mismo de otra manera, “Él la ama a ella”, empleamos dos complementos directos, ambos pronombres personales: “la” y “ella”. Obsérvese que en esta oración el pronombre “la”, forma átona de 3ª persona, es exactamente equivalente a “ella”, hasta el punto de que podemos eliminar uno de ellos, y la oración sigue teniendo sentido: “Él la ama”, o “Él ama a ella”. En el primer caso el pronombre “la” es el complemento directo, como ya vimos, sin la preposición “a”; pero en el segundo, el complemento directo es “ella” y sí lleva “a”.
Cuando el complemento directo es un pronombre demostrativo, lleva “a” si dicho pronombre se refiere a persona, y no la lleva si se refiere a cosa. Véase la diferencia entre “Yo quiero esta” y “Yo quiero a esta”. En el primer ejemplo es obvio que la cosa querida es un objeto inanimado, que se encuentra entre otros semejantes: puede ser una camisa, una casa, una bicicleta, una fruta, etc. En el segundo ejemplo la cosa querida es, sin duda, una mujer a quien se señala con el pronombre “esta”, para diferenciarla de otras.
Oiga de lunes a viernes, a las 11,10 a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por la emisora RADIO ONDA, la superestación, en el programa de Mari Montes.