Opinión Nacional

El colectivo burocrático

Como ya lo señalamos, la Revolución Rusa de 1917 tuvo un auténtico carácter popular y la iniciativa de Lenin de darle contenido socialista respondió a reales desafíos objetivos de aquel tiempo de crisis.

En 1921, Lenin decidió poner fin a un «comunismo de guerra» insoportable y propició una «nueva política económica (NEP)» basada en un capitalismo de Estado o economía mixta que gradualmente enrumbase a Rusia hacia horizontes socialistas. Infortunadamente, Lenin menospreció la enseñanza de Marx, de que sindemocracia no puede haber socialismo, y dejó que todo siguiera bajo una dictadura política de partido único, por esencia contraria a los intereses populares.

El mantenimiento del unipartidismo, en un país todavía subdesarrollado, dio origen a un nuevo despotismo, en reemplazo del anterior de los zares. La presunta dictadura del proletariado ejercida a través del Partido Comunista muy pronto se convirtió en dictadura del partido «sobre» el proletariado. Como próximo paso, en1928 Stalin estableció su dictadura personal sobre el partido, sobre el proletariado y sobre la sociedad entera. Quedó instaurado, en los hechos aunque no en la teoría, el principio de la «revolución desde arriba» y no desde abajo, como siempre lo había esperado y exigido el socialismo clásico. Stalin fue expresión y líder de una nueva clase social privilegiada y explotadora: la burocracia, civil, militar y policial, que marginó y reprimió a la clase trabajadora y se adueñó del control del Estado, el cual, a su vez, concentró la totalidad de los medios de producción y el ingreso del país. Esa nueva clase se mostró tan despiadada y antipopular como cualquier oligarquía tradicional, aplicando su poder para explotar el trabajo y apropiarse la plusvalía.

Los disidentes del estalinismo, y en particular Trotsky, analizaron con perspicacia esta degeneración del socialismo en un nuevo sistema de explotación. Trotsky hasta su muerte se negó a creer que su amada revolución se hubiera apartado del socialismo y se aferró a la idea de que la URSS seguía siendo un «Estado obrero» aunque uno «degenerado» por culpa de Stalin. En cambio, su discípulo norteamericano Max Shachtman desarrolló la teoría del «colectivismo burocrático» como término definidor de la nueva sociedadestalinista de desigualdad y opresión. Ese concepto fue acogido por teóricos socialistas democráticos como Michael Harrington, y en la actualidad forma parte del pensamiento socialdemócrata internacional. Por el método expansionista de la «revolución desde arriba», la URSS exportó el colectivismo burocrático (que seautopropagandiza como presunto «socialismo» y presunta «izquierda») a todos sus satélites, incluida la Cuba castrista, la cual actualmente trata de imponérselo a Venezuela

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