El código fuente del chavismo
En informática, el código fuente es un conjunto de instrucciones escritas en lenguaje de programación para crear una aplicación. Así, quienes deseen “transformar” esa aplicación o crear otros programas que trabajen en conjunto con ésta tendrían que conocer el código fuente para entender cómo se hizo y cómo trabaja. No obstante, éste se mantiene en secreto para evitar que la competencia cree productos que se integren adecuadamente al programa original, pues en la práctica el poseedor del código tiene un (%=Link(«http://www.netmedia.info/netmedia/articulos.php?id_sec=30&id_art=3220″,»monopolio potencial»)%).
Así, los intentos por infiltrar, derrocar y hasta imitar al chavismo han fracasado, pues sus programadores políticos no conocen el núcleo de instrucciones, tanto ideológicas como estratégicas, con las cuales se levantó ese movimiento. Para algunos opositores un tanto ingenuos, el “chavismo no tiene ni pies ni cabeza”, mientras que otros aseguran que la clave de su influjo (30% durísimo) es el uso del lenguaje, la compra de conciencias o el populismo segmentado. Por supuesto, sin el código fuente de la revolución todas esas hipótesis terminan estrellándose contra una realidad política desconocida.
La oposición es el único hotel político de una estrella al permitir el paso de cualquier personaje a sus instalaciones, sin embargo, esta diversidad de agentes otrora cofundadores y cómplices del chavismo, no ha logrado sintonizar adecuadamente con las instituciones alineadas, temporalmente, con el régimen. Es paradójico que una oposición compuesta por alcaldes, diputados, intelectuales, empresarios, generales, ministros, guerrilleros y otros personajes de la izquierda caros al chavismo inicial se mantenga a la zaga de la política de lobby con las instituciones
Aunque las marchas de la oposición son más largas y festivas que las del chavismo, su política mediática maniqueísta es ofensiva para su público, que es inducido a la apatía ante tanto eslogan vacuo repetido hasta el cansancio. Pero más grave es la falta de contacto opositor con la pobreza cotidiana, que no se mueve por el show estadístico sino que clama por (%=Link(«http://www.iadb.org/idbamerica/Spanish/JUL01S/jul01s2.html»,»tácticas»)%) para desarrollarse, de allí que los pobres, que representan el 70% de Venezuela, sí valoran y agradecen un plato de comida gratis, un médico no especialista en su barrio, un título de bachiller y un microcrédito de apenas 100 dólares americanos. Pero Venezuela puede darles más que eso, sólo que la oposición no ha dado con el lenguaje para decirlo, para dialogar con esa penuria estafada y vejada por las administraciones de Herrera, Lusinchi, Pérez y Caldera.
Mientras descubre el código fuente del chavismo, quizá la oposición debería iniciar la reflexión sobre su propio núcleo y depurarse de aquellos agentes buscadores de poder y aplausos. Venezuela ha devenido en una democracia de papel, con leyes y reglamentos que prometen el paraíso a los ciudadanos, pero “los derechos deben hacerse verdaderamente efectivos y estar efectivamente a disposición en la práctica. Si no lo están, entonces el sistema político no es, a estos efectos, democrático, con independencia de lo que el gobernante pretenda; los adornos de ‘democracia’ son una mera fachada para un gobierno no democrático.” ((%=Link(«http://www.politicasnet.org/autores/dahl.htm»,»Robert Dahl»)%))