El clonaje de un mamífero superior
Para quienes aceptamos la universalidad de las leyes biológicas no es tan difícil aceptar que la ciencia ha encontrado la manera de hacer clones de ovejas, tal como los científicos escoceses anunciaran al mundo el próximo jueves 27 de febrero en la revista Nature. Lo que parecía hasta hace muy poco tiempo ciencia ficción es ya una realidad. Es algo anunciado y temido desde hace algún tiempo.
Nos familiarizamos con el procedimiento de hacer crecer plantas ornamentales (orquídeas) idénticas, a partir de células fragmentadas de gemas del progenitor (meristema), debidamente cultivadas en medios adecuados. Se lograba así una nueva generación sin la intervención de dos células sexuadas como progenitoras; hijos idénticamente iguales a su progenitor desde el punto de vista genético.
Esta técnica parecía tener sus limites dentro del propio reino vegetal, y recuerdo hace ya mas de tres lustros visitando a mi amigo el Profesor Luis Levy en Quito, me contó como se las arreglo para montar este procedimiento en plantas de piretro, lo que los expertos consideraban imposible en aquel momento. Regresé de ese viaje a Ecuador impresionado con ese laboratorio, esa industria, el potencial valor económico de esa técnica, a través de lo que me había mostrado allí el Dr. Levy. Relate esa experiencia a amigos agricultores, que no mostraron mayor interés, o sencillamente no pensaron era aplicable a sus cultivos.
Pero desde aquel entonces sabia que estas leyes de la naturaleza no se detienen en una especie en particular, sea vegetal o animal. Mas tarde vimos el llamado ‘cloning’ (o sea la producción de otros seres vivos a partir del DNA de un solo progenitor, y por lo tanto idénticos al mismo), aplicarse con éxito a ciertos animales en la escala inferior de este reino. Siempre había quien pensaba que seria imposible alcanzar el éxito en los mamíferos, y mas aun en los mamíferos llamados superiores, como ahora no faltara quien afirme que jamas tendrá éxito en el hombre.
El anuncio del descubrimiento realizado por los británicos, es decir, lo que ha logrado el equipo de científicos escoceses dirigidos por Ian Wilmut (del «Roslin Institute» de Edimburgo), tiene desde luego implicaciones pragmáticas importantes desde el punto de vista de la cría de ovinos (y seguramente de otros animales domésticos en un futuro próximo, pues nadie pensara esta vez que este comportamiento biológico se limita a las ovejas).
Pero sus verdaderas y trascendentales consecuencias son otras, sin duda de orden ético y filosófico, y allí es donde estamos ayunos de una doctrina que vaya mas allá de afirmar como dice el Profresor Axel Kahn en París: «Estoy efectivamente, como la mayor parte de mis colegas, total y definitivamente opuesto a la utilización del clonaje en la especie humana. Es por una razón ética perfectamente clara que hace que la dignidad de cada ser humano este conectada al hecho de que ninguno es igual a otro» (diario Le Monde, 25 de febrero de 1997, que aparece en la tarde del día 24).
Difícil estar en desacuerdo, pero igualmente difícil es creer que este tipo de investigación se va a detener al nivel de los animales domésticos.
Una vez mas la especie humana se encuentra en una difícil y enigmática encrucijada, completamente desarmados moralmente frente a los avasallantes progresos de la ciencia.