El Chacal Bolivariano
Una vez más recurro al DRAE que todo lo sabe en materia gramatical, y animal en este caso, para estar al corriente de que un chacal “es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, de un tamaño medio entre el lobo y la zorra, parecido al primero en la forma y el color, y a la segunda en la disposición de la cola. Vive en las regiones templadas de Asia y África. Es carroñero y de costumbres gregarias”.
Todo ello para comparar lo que sea posible ese animal del DRAE con nuestro caribeño y tropical Chacal Bolivariano, cuya inocente y pacifica especie que promueve y defiende nuestro Líder, el también zoólogo de la revolución.
En efecto, nuestro chacal es mamífero, ab initio fue amamantado por su madre; si después, de adolescente o de adulto, siguió con la costumbre de mamar o de que lo amamantarán es una pesquisa que deben realizar los órganos jurisdiccionales para concluir de corroborar su condición de mamífero.
Nuestro chacal es sin dudas carnívoro, lo demuestran las innumerables parrillas consumidas: los bistec engullidos, los chorizos, morcillas y salchichas degustados; las chuletas de cordero o de cochino consumidas; los churrascos y puntas traseras manducados; las vísceras – lengua, bofe, riñón, corazón e hígado encebollado – digeridos; las costillas de cordero, buey y cerdo que entre sus dientes pasaron a mejor vida, las criadillas de las que no quiere acordarse,
Gregario no lo duda nadie, a nuestro chacal le encanta la gente, la fiesta, el fandango, el convite, el bonche, como acontecía el día en que intentaron cazarlo traidoramente en Paris: ama la multitud, es enamorado y seductor, es bueno de cama y catre dicen sus enamoradas por montón.
Lo de carroñero está por verse, arguye el Líder, ya que nuestro Chacal asume una concepción amplia de la noción de carroña, en la que incluye a sus anchas: ministros, policías, agentes de seguridad, viandantes, peatones, consumidores, padres y madres de familia, ancianos y niños, todos por igual.
De ser jurídica y socialmente correcta esta noción ampliada de carroña, es justo que nuestro defendido Chacal pase a ser liberado de las penibles mazmorras galas para ser cuidado hasta su muerte por la Benévola Sociedad Protectora de Animales,.
Ya el Líder y sus acólitos se encargarán de alimentarlo, de darle de comer uno que otro escuálido, un lacayo del imperio, un pitiyanqui, un médico, un periodista, un paciente desatendido o un estudiante de blancas manos, todo en función de las insaciables necesidades de carne, huesos y sangre de nuestro inocente e indefenso chacal bolivariano.