El camaleón y las encuestas
El título que se ha escogido para esta entrega no trata de plagiar al excelente semanario humorístico, pero sí usaremos su lema: “un ratico con el gobierno y otro con la oposición”, para destacar la conducta de un significativo número de personas de la más variada gama social y de las más disímiles actividades que en tiempo de confusión electoral tratan de estar bien con Dios y con el diablo. Para nadie es un secreto que en un país como el nuestro, en donde el juego y la apuesta forman parte intrínseca del carácter de muchos venezolanos y por supuesto, cuando se tiene la muy marcada característica de jugar y apostar a todo, nadie quiere perder. Si por casualidad jugó la lotería, desde el mismo momento de adquirir el ticket, ya asume casi definitivamente una conducta de millonario y si es el caso de jugar al 5 y 6, de hecho comienza una comezón interna para encontrar una respuesta a lo que piensa hacer en el seguro caso de ganarse el cuadro único, ya que los “datos” suministrados son absolutamente infalibles.
Pues bien queridos lectores, en el juego electoral por llamarlo de alguna manera sucede casi lo mismo, y desde hace algún tiempo las diversas encuestadoras han venido haciendo su trabajo, el cual persigue sin duda alguna algún objetivo, bien sea del propio interés del cliente que la contrató o simplemente crear una situación determinada con un fin específico (target, según dicen los gringos) para condicionar una situación de aprovechamiento electoral en donde por cierto este gobierno bolivariano no tiene reparo alguno ni límites.
Ante este panorama que se presenta y sobre todo ante la movilidad que hemos visto en los últimos meses en las preferencias electorales de los venezolanos hacía los distintos candidatos nacionales o regionales, se nota una especie de carrera desenfrenada de líderzuelos y pseudodirigentes tratando de anotarse a ganador, sin tener todavía un claro criterio hacía dónde van, porque simplemente los indicadores aún no están claros y hoy por hoy nada puede darse por definitivo.
A estas alturas nadie duda que el país está pasando por una severa crisis en todos los órdenes y que posiblemente también este año no sea el peor de Chávez, sino que es posible que sea el próximo, en virtud de que es ahora cuando comienzan a tomar forma los polos que se opondrán en los venideros comicios y se avizoran por lo tanto en el firmamento los grupos de camaleones que poblarán los entornos de los que se creen más aventajados, sin importarles en absoluto su pasado historial, político y moral, o su discurso y actitud antagónicos con la opción que hoy a conveniencia apoyan. Estos socios de nuevo cuño revolucionario serán los cultores de la nueva visión de país que ellos quieren para sí, pues nunca abrieron la boca ni mucho menos movieron un dedo para poner en práctica lo que hoy con mucha estridencia dicen y plantean cuando apenas se presenta cualquier oportunidad. Estos camaleones que ahora miran de reojo a los partidos y que despotrican de las instituciones y del sistema, serán los sepultureros de aquellos que les tienden la mano, con el único fin de potenciar sus posibilidades sin percatarse de que hay sumas que en vez de sumar, restan y restan bastante.
Por estas y otras tantas razones es que posiblemente esta campaña electoral no será motivo suficiente para llamar al pueblo a la natural cordura y sensatez debidas ya que la temperatura del ambiente es muy alta, atizada precisamente por el propio gobierno y bien sabemos que bajo estas condiciones no es fácil discernir con claridad y sin pasión.
Quienes piensen que la encuestomanía es una ciencia infalible y perfecta, se equivocan pues ojalá no tengamos que pagar como lo afirmó Winston Churchill, con sangre, sudor y lágrimas el juicio de un pueblo enardecido y desilusionado que para sacudirse la rabia y la frustración se contagió del mismo mal y la cura por lo tanto será dolorosa, ya que sólo con votos, muchos votos espantaremos al demonio, porque quien a hierro mata, tarde o temprano, a hierro muere. Así de simple.