El bolivarianismo de Maduro
Formado en su juventud en el ideario del marxismo-leninismo-stalinismo, como establecían los manuales políticos de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (URSS), Nicolás Maduro, después de una ya larga carrera política que empezó como militante de la izquierda radical y dirigente sindical, para lo cual se hizo chofer de autobús en el Metro de Caracas, ha ascendido, de la mano de Hugo Chávez, a la más alta jerarquía y posición en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al ser seleccionado como heredero y candidato presidencial por el máximo jefe de esa organización política.
De allí que Maduro, obligatoriamente, comienza a ser analizado como el dirigente político que tiene la responsabilidad de preservar el poder para el chavismo en las próximas elecciones presidenciales, mediante una clara victoria en esos comicios, o llevarlo a la derrota frente al candidato que presentará la Alternativa Democrática, que por consenso será escogido en los próximos días.
Y como su actuación es pública al lado del Presidente de la República, quien lo seleccionó como su heredero, es posible que el chavismo no tenga más opción que aceptarlo como tal, poniendo de lado los cuestionamientos que puedan tener frente a su rol de dirigente de un partido dividido en diferentes grupos y tendencias, que hastaahora sólo los ha unido el Comandante Chávez. Así que lo más factible es que lo veamos actuar como el candidato de todo el chavismo, aunque la procesión vaya por dentro, cuya cohesión o estallido dependerá de los resultados electorales.
Y en cuanto a su adhesión al bolivarianismo, en primer lugar hay que señalar que después de la crisis general del socialismo, con el colapso de la Unión Soviética dejó sin banderas políticas a la izquierda autocrática, cuyos restos sobrevivientes buscaron como ideología de reemplazo al bolivarianismo estrechamente vinculado al militarismo, pasando por el ecologismo, el indigenismo y el fidelismo como última expresión de ese socialismo autocrático, arropado con las figuras de José Martí y Simón Bolívar, poniendo de lado, cuando no abandonando totalmente, a Marx, Engels y Lenin. Sus últimas actuaciones agresivas y sobre todo sectarias, revelan a Nicolás Maduro comoun bolivariano centralista y autoritario, sin alejarse del estalinismo dogmático. Por la brevedad del espacio periodístico debo referirme a cómo creo que debe verlo la oposición. Lo primero es que no lo puede subestimar por haber sido chofer de autobús, un orgullo de todo revolucionario, y un trabajo digno que realizan miles de venezolanos. Sus flancos débiles son los de heredar la candidatura presidencial y no ganarla en elecciones internas, como si viviéramos en una monarquía; sus fallas o errores en los cargos desempeñados; sudependencia no sólo de Chávez sino también de los hermanos Castro y su talante centralista y autoritario estalinista o bolivariano, del Bolívar dictador de sus últimos años.
Desde el momento en que el General José Antonio Páez decide repatriar los restos del Libertador, hasta la Presidencia del Comandante Hugo Chávez, el nombre de Simón Bolívar, su gesta magna, su simbología y algunas de sus ideas centralistas han sido utilizadas como banderas de dictadores y autócratas.