Opinión Nacional

El avance totalitario (breve historia)

La vocación autoritaria e, incluso, totalitaria del régimen presidido por Hugo Chávez Frías ha estado presente desde el comienzo de su mandato. Las primeras manifestaciones del talante cuartelario del teniente coronel se pusieron de manifiesto, primero, con el intento de aplicación del famoso decreto educativo 1011, y, luego, con la aprobación de las 49 leyes de la Habilitante en el año 2001. El enfrentamiento a estos dos instrumentos jurídicos condujo a la crisis que comenzó con el paro cívico del 10 de diciembre de este mismo año y culminó con los suceso de los días 11, 12 y 13 de abril de 2002. La consigna “Con mis hijos no te metas”, la defensa de la meritocracia de PDVSA y la protección de la propiedad privada en el campo, sintetizaron las primeras luchas contra la estatización y el colectivismo que comenzaban a despuntar con total claridad.

Ya en aquellos primeros años, se notaba la tendencia fidelista y procubana que el comandante Chávez Frías le imprimiría a su gestión con más fuerza posteriormente. El desenlace de la crisis de abril de 2002, la huelga petrolera, la creación de la Mesa de Negociación y la decisión de activar el referendo revocatorio, desaceleraron la marcha hacia el autoritarismo colectivista.

El triunfo discutido y cuestionado en el referendo del 15 de agosto de 2004 condujo a Hugo Chávez a retomar los planes que había comenzado a desarrollar cuatro años antes. En noviembre de 2004 sostuvo un largo encuentro con sus colaboradores para delinear el Nuevo Mapa Estratégico del País, en cual se planteó alcanzar diez objetivos, todos ellos destinados a consolidar su poder y reducir al mínimo la capacidad de los sectores opositores. El triunfo del 15-A, combinado con el desacierto de la oposición, que denunció un fraude que no pudo demostrar, que participó con desgano en las elecciones regionales de diciembre de 2004, y, por añadidura, que se negó a asistir a los comicios para la Asamblea Nacional en 2005, le permitieron a Chávez construir una sólida plataforma de poder: el oficialismo obtuvo la inmensa mayoría de las gobernaciones y alcaldías, y el control absoluto de la Asamblea.

Montado sobre esta estructura institucional tan compacta, el comandante se planteó metas aún más ambiciosas y agresivas. Comenzó a plantear de forma reiterada la que pasaría a ser su consigna fundamental: el socialismo del siglo XXI.

En diciembre de 2006 había que celebrar elecciones para lo que sería el segundo período presidencial. Este hecho propició que el socialismo no pasara de ser un slogan vago sin muchas repercusiones reales ni en el plano económico, ni en el ámbito jurídico. El jefe del Estado se veía imposibilitado de adoptar medidas radicales, pues ello no haría más que ahuyentar a los sectores de la clase media y a los grupos más moderados que los respaldaban. El 6 de diciembre se realizó la consulta, obteniendo una ventaja cómoda sobre su rival, Manuel Rosales. En este análisis hago abstracción de los abusos desmedidos que el Gobierno cometió durante la contienda. Se puso de moda la cínica frase “rojo, rojito” para referirse a los desmanes y al descaro del oficialismo en los ministerios y otros organismos públicos.

La holgada victoria en aquella fecha condujo a Chávez a pensar que podría ir a una reforma constitucional que impusiera el socialismo del siglo XXI por la vía constitucional. Le presentó al país un proyecto de cambio de la Carta Magna en agosto de 2007, el cual seria votado sin mayor discusión ni participación popular el 2 de diciembre siguiente. El apuro y la arrogancia del Presidente de la República lo llevaron a su primera y, hasta ahora, única derrota electoral. Luego de conocidos los resultados de la consulta, Hugo Chávez dijo que no le cambiaría “ni una coma” al proyecto de reforma constitucional que había sido rechazado el 2-D. Ha cumplido con su palabra. Las proposiciones de cambio rechazadas por los electores, posteriormente fueron aprobadas por medio de 26 leyes en el marco de la segunda Ley Habilitante que la Asamblea Nacional le confirió al Presidente. La “nueva geometría del poder”, los ataques a la propiedad privada y el desarrollo de la economía socialista y la creación de las comunas, forman parte de ese “paquete” con el cual el jefe del Estado ignoró los resultados del 2-D. A este desconocimiento hay que agregar el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, Simón Bolívar, 2007-2013, distinguido como el primer plan socialista de la nación. El texto fue aprobado por la Asamblea Nacional en marzo de 2008, es decir, tres meses después de que el socialismo había sido derrotado por el pueblo en las urnas electorales.

El proyecto de reforma contemplaba la reelección indefinida del presidente de la República. Al ser rechazada por el soberano, Chávez decidió valerse de su obediente Asamblea Nacional para replantearla, esta vez como propuesta de la AN. El referendo del 15 de febrero de 2009, fecha en la que se aprueba esa reelección, marcó un cambio sustancial en el ritmo y contenido del proceso de construcción de la autocracia comunista. El país pasó a una nueva fase. La revolución entró de lleno en su tercera fase: la consolidación del estatismo comunista. De este período me ocuparé en otro artículo.

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