Opinión Nacional

El apego a la vida hace que la gente no se inmole por su país (?)

(1) En momentos
de arranques emocionales se comete actos de violencia, muchas veces
fatales. En esos momentos las personas responden a pocos o muchos de los
resortes que influyen en el comportamiento. Probablemente no hay
premeditación en momentos así en los que la persona actúa aparentemente
de manera automática. Los soldados están educados rigurosamente y su
psicología distorsionada de manera tal que sus actuaciones son también
automáticas al recibir ordenes.

(2) Pero hay circunstancias en que se adoptan decisiones drásticas
meditadas, que no son impulsivas. No pocas veces son decisiones
adoptadas masivamente por gentes de todos los estratos, como en él los
casos de verdaderas huelgas generales (no la infame y mal denominada
huelga general de hace un lustro que fue hecha para que fracasara en
favor del régimen) y que por cierto no responden a una decisión de
guerra civil sino de actuación cívica no armada.

(3) En los casos de guerra civil hay primordialmente organización,
dirección y gasto de grandes cantidades de dinero y mucha gente
dispuesta a morir.

(4) El apego a la vida se impone normalmente y neutraliza intenciones
de inmolación. Curiosamente, el apego se produce aun en gentes que creen
que la muerte nos traslada a la presencia de Dios y a una vida eterna de
inmensa e indescriptible felicidad. Ese apego es sentido también por
gente que vive en condiciones muy precarias, a quienes les conviene irse
a la presencia de Dios, obviamente (ese apego no existe en gentes
adeptas a ciertas religiones, que realizan acciones suicidas en tiempos
de guerra, por ejemplo).

5) Claro que quienes tienen familiares dependientes poseen una razón
poderosa que los induce a vivir a fin de proteger a sus protegidos, pero
esa razón pudiera ser también una excusa (sobran las referencias de la
historia escrita -y de la historia anónima, mas viva aun- a héroes que
delegaron en sus hijos el cuidado de sus familias).

(6) En todo caso, no es permisible ignorar las acciones -visibles e
invisibles, en toda la historia de este planeta- de quienes se han
inmolado por sus causas.

(7) Pero cuando la gente tiene razones para actuar aun a riesgo de sus
propias vidas, sin embargo, no es raro que se imponga el apego a la vida
(será esto por aquello de que más vale malo conocido que bueno por
conocer? Si es así, entonces no hay creencia de verdad en un mas allá?).

(8) Por otro lado digamos que el apego a la vida viene al lado de la
sensatez, que hace evaluar el pro y el contra de una acción de
inmolación que solo conduciría a un suicidio ineficaz. Pero no
terminemos así. Digamos además, que en circunstancias como las que vive
Venezuela actualmente, hay un recurso legal respaldado por la jurícidad
de todo los países del planeta, que en Venezuela esta consagrado en el
Art. 350 de la Constitución, recurso que los habitantes del país pueden
ejercer pacíficamente, con decisión y energía, sin dejarse babosear por
el fantasma del posible plomo asesino oficial.

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