El aborrecible pasado
El chavismo ha querido imponernos a los venezolanos una idea no sólo descabellada sino incluso, en cierto sentido, suicida: que antes de la llegada del que ahora han dado en llamar el Comandante Eterno, este país no era otra cosa que un erial, un territorio en el cual, si existían obras o ideas, eran despreciables.
También en materia de urbanismo y vivienda han ensayado tan insensato y autodestructivo discurso, pero como resulta difícil esconder las centenarias ciudades en las que hoy viven unos 25 millones de venezolanos, concluyeron en que lo que ocurría era que ellas estaban donde no debían estar. De allí la alucinación del Eje Orinoco-Apure, en el que en 14 años han malgastado abundante dinero sin resultados: las prometidas ciudades del hierro, del diamante o del oro hoy son apenas matorrales.
En lo que se refiere a la vivienda de interés social, la Venezuela prechavista no tiene que envidiarle a nadie: las tempranas experiencias de la reurbanización El Silencio y el Taller Banco Obrero (TABO), liderado por Villanueva, sentaron pauta en el continente. Restablecida la democracia en 1958 comienza un período de ricas experiencias, que explora no sólo los temas relativos al diseño arquitectónico y las técnicas constructivas sino también a las formas de agrupación y el urbanismo, las modalidades administrativas y de financiamiento y las estrategias para la integración de las comunidades y el apoyo a la autoconstrucción. Entre los programa más novedosos pueden mencionarse el de urbanizaciones con servicios mínimos o el de urbanización y equipamiento de barrios. La preocupación por ver más allá de la coyuntura dio origen a la Unidad de Diseño en Avance del BO, embrión de lo que luego sería el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción de la Facultad de Arquitectura de la UCV.
Esa tradición donde los aciertos predominan sobre los inevitables errores es la que ahora, por negarla, no han podido superar. El resultado fue la caída brutal de la producción de viviendas entre 1999 y 2010 seguida de la improvisación electoral de la Gran Misión Vivienda, cargada de errores analizados en otras ocasiones y cuyo rápido agotamiento es ostensible ya en su tercer año. Por eso se habló de idea suicida: si comenzó perjudicando a la sociedad, ahora empieza a revertir contra sus promotores.
@marconegron