El 23 N y la reafirmación democrática
Para nadie es un secreto que el país ha experimentado un retroceso en términos de sus instituciones, procedimientos y calidad de su entramado democrático el cual no sólo venia sufriendo cierto deterioro como consecuencia del mal accionar de los actores tradicionales, sino fundamentalmente por las practicas depredadoras y nefastas que reafirman los peor del pasado, durante estos diez años en que hemos visto como nuestra democracia se reduce y deteriora.
El accionar de Chávez ha sido sostenido en el tiempo y tiene directamente que ver con un proceso sostenido de personalización, de concentración de poder, de socavamiento de las instituciones, poderes públicos, instancias, canales, lapsos y pautas que en su conjunto explican en parte la postración de las instituciones democráticas o lo que queda de ellas, frente al poder aparentemente omnímodo del presidente que hace y deshace, irrespeta a la propia Constitución Bolivariana de Venezuela que su propio grupo político redacto y aprobó.
En fin, frente al ejercicio rutinario de socavamiento de las instituciones de carácter político, educativo, social, cultural, deportivo y demás, urge rescatar la importancia y protagonismo del voto y la participación como principales armas ciudadanas, instrumentos poderosísimos y que los venezolanos ya empleamos eficientemente el pasado 2 de diciembre de 2007 cuando detuvimos la ofensiva y escalada de forzar la historia, la marcha democrática y el propio marco constitucional vigente de 1999.
A los venezolanos se nos impone un gran esfuerzo de concertación y unidad que de hecho ha venido dando frutos al extremo de que mayoritariamente tenemos candidatos unitarios en las gobernaciones con claras opciones de triunfo. Ese ejercicio y esfuerzo debe ser alcanzado también en lo que respecta al ámbito municipal tan importante como el regional o nacional.
Los venezolanos o mejor dicho un grupo importante de venezolanos no sólo escogió a Hugo Chávez como presidente hace diez años, sino que además con cierta facilidad y casi que irresponsabilidad, le ha ratificado el apoyo y le ha envestido de poderes, atribuciones y demás cuestiones, que junto a la voracidad de quien ocupa la silla de Miraflores y los propios errores imputados a la oposición, conforman una situación de postración en la que ciertamente plantear recuperar nuestros espacios, sinergia y equilibrio constituye un titánico esfuerzo que hoy y siempre vale la pena emprender.
Como demócratas de acción y convicción rechazamos toda actitud que desconozca justamente los cánones y elementos que definen a la democracia, entre ellos, el pluralismo, la tolerancia, el respeto de la norma, la división de los poderes públicos, y asimismo, rechazamos cualquier cambio brusco y forzado y no contemplado en nuestra Constitución. Es por ello que siempre hemos combatido a quienes hoy son gobierno con argumentos, con nombre y apellido, nunca nos hemos refugiado en la capucha o anonimato. El único golpe y avalancha en el que podemos anotarnos será el aluvión y tsunami humano del venidero 23 de noviembre, en el que con convicción y firmeza emplearemos nuestro voto para cambiar, para mejorar y para restituir el equilibrio, el orden, el rescate de la descentralización y de las regiones. De tal forma que el que se quede en casa ese día y no acuda a votar no tendrá derecho a reclamar. El 23 de Noviembre será una gran manifestación ciudadana de reafirmación democrática cuya bazuca y misil es nuestro derecho, nuestra obligación, nuestro sagrado voto.