Educar para la tolerancia
EDUCAR PARA LA TOLERANCIA
“Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos:
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.”
Nicolás Guillén
UNA EXCELENTE OPORTUNIDAD
DE EDUCACION MULTICULTURAL
Los contextos heterogéneos, a los que asisten alumnos pertenecientes a distintos grupos étnicos o culturales, proporcionan una excelente oportunidad de educación multicultural, que puede enriquecer a todos los alumnos en su desarrollo de la tolerancia a la diversidad. Porque la alta conflictividad de las aulas heterogéneas representa no sólo una dificultad a superar, sino también una excelente oportunidad para aprender a ser tolerante en una sociedad que cada vez es más heterogénea y conflictiva. En otras palabras, en los contextos homogéneos hay menos conflictos, pero también menos oportunidades para aprender a resolverlos.
La obligatoriedad de asistencia a la escuela no es suficiente para garantizar el principio de igualdad de oportunidades. Existen sutiles y complejos procesos de discriminación educativa en la interacción de los alumnos a todos los niveles (con la materia, con el profesor, con los compañeros, con los valores del sistema escolar) que es necesario transformar.
En la mayoría de las clases suele haber un pequeño grupo de alumnos que protagoniza casi todas la interacciones y éxitos y otro pequeño grupo que no consigue ninguno. Esta desigual distribución del reconocimiento escolar es el más claro antecedente de las desigualdades que existen en la sociedad adulta. Y superar aquéllas es, por tanto una importante condición para superar éstas. Distribuir el éxito de forma que todos los alumnos logren un nivel aceptable de reconocimiento es, además, una de las principales condiciones para disminuir los prejuicios hacia los grupos en desventaja y hacer que la escuela sea más justa (menos discriminatoria).
Trabajar con otros es más divertido y estimulante que trabajar de forma individual. La mayoría de nuestras amistades surgen gracias a la cooperación y casi todas las tareas que debemos realizar en la vida cotidiana la exigen. Los estudios experimentales demuestran, en ese sentido, que aquellos con los que compartimos y conseguimos metas fuertemente deseadas se convierten en nuestros amigos aunque tuviéramos inicialmente prejuicios contra ellos.
Además, los estudios realizados sobre los prejuicios en contextos escolares demuestran que dichos prejuicios se activan especialmente cuando al hecho de pertenecer a un grupo étnico minoritario y en desventaja se une un bajo estatus académico. Son en gran medida estas diferencias de estatus y reconocimiento las que parecen estimular el prejuicio inter-étnico en el grupo mayoritario y el prejuicio intra-étnico en el grupo minoritario. Proporcionar experiencias en las que los alumnos pertenecientes a distintos grupos étnicos o culturales tengan igual estatus es uno de los procedimientos más eficaces de reducir los prejuicios.
Por otro lado, la integración física de las minorías étnicas en la misma escuela a la que asisten grupos mayoritarios es una condición necesaria pero no suficiente de su integración social. Para alcanzar esta última es imprescindible proporcionar además de las experiencias de igualdad de estatus anteriormente mencionadas, oportunidades para el establecimiento relaciones interétnicas de amistad. Cuando no se potencian activamente dichas oportunidades, las relaciones interétnicas suelen ser muy superficiales y se corre el riesgo de que contribuyan a aumentar los prejuicios.
Las investigaciones demuestran que el procedimiento de aprendizaje cooperativo es el método más eficaz para superar los prejuicios raciales en el aula de clase. Y es que, como dijo el poeta: “No es lo que nos pasa / es lo que no nos pasa / lo que duele y separa”.