Educación para el cambio
El actual gobierno venezolano ha finalmente aceptado y decidido emprender un nuevo «paquete» de ajustes económico, paso básico e imprescindible para el proceso de modernización del país. El momento es propicio para recordar la importancia no sólo de la información en torno a este programa de estabilización macroeconómico, sino de la educación de la población para la modernización económica y política.
Hoy en día es más necesaria que nunca una campaña informativa gubernamental porque la crisis económica y el descontento social han llegado a tal punto en el país, que si no se logra un apoyo popular real en torno a Las medidas económicas recién anunciadas podríamos finalmente encontrarnos con la tantas veces presagiada explosión social.
La experiencia latinoamericana a partir de mediados de la década de Los 80 cuando se empezaron a adoptar políticas de ajuste económico, demuestra que Los gobiernos que deciden poner en práctica dichas reformas -que sin duda producen inevitables dislocaciones en la economía y costos sociales- sin explicar las razones por las cuales éstas son necesarias y cómo van a beneficiar a la mayoría de la población a mediano y largo plazo, corren el riesgo de una explosión social. Por ejemplo, la ausencia de información y comunicación efectivas sobre el entonces llamado «paquete perecista» fue, en opinión de muchos analistas, una de las causas fundamentales de la revuelta popular espontánea que se dio en Caracas en febrero de 1989. Sin información previa, la población venezolana no fue capaz de entender y mucho menos de aceptar las nuevas medidas. Sin duda, el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez falló al obviar una campaña comunicacional que explicara con suficiente amplitud y convicción la naturaleza, las causas y consecuencias, tanto positivas como negativas, del entonces programa de ajustes emprendido.
Pero más allá de una información coherente y eficaz a través de los medios de comunicación social, quisiera llamar la atención sobre la necesidad que tiene el gobierno venezolano de educar a la población en asuntos de modernización económica y política cuando se inicia un programa de ajustes, de proporcionarle una educación integral para la adaptación y cambio cultural que conlleva todo proceso de transformación. Dado que las políticas de ajuste constituyen tan sólo el primer paso para la instauración de un programa más amplio de reformas estructurales dirigido a establecer un modelo de desarrollo de economía de mercado que redefina el papel del Estado, por una parte, y un sistema político más democrático y menos populista, por otro lado, esas políticas deben ir precedidas, o al menos acompañadas, de un programa educativo que introduzca y rclucrcc los valores, creencias y actitudes propios de un sistema político y económico moderno. Sólo así podrá el conjunto de la sociedad internalizar la dinámica de una democracia sustentada en un verdadero Estado de Derecho y una economía más productiva y competitiva.
En este sentido, también la realidad en América Latina ha puesto de relieve que Las reformas par sí solas, y aún siendo adecuadamente explicadas, no pueden garantizar el tránsito hacia una democracia más participativa y de economía abierta.
Siempre se produce resistencia y rechazo hacia Los cambios. Los cases de algunos países latinoamericanos así lo demuestran, en especial México y Argentina tras Los movimientos de Chiapas (enero 1994) y de Santiago de Estero (diciembre de 1993).
Estas resistencias se deben, fundamentalmente, a que Las políticos de ajuste y reformas políticas c institucionales que Las acompañan se insertan en un dominado par una cultura política y económica populista, estatista y abiertamente anti-liberal.
En efecto, como lo han demostrado diversos estudios especializados, en América Latina en general, ha prevalecido una cultura basada en una visión colectivista y redistributiva que privilegia Los elementos valorativos de «solidaridad» e «igualdad» liberando al individuo de la necesidad de elegir y competir, y llevándolo a acogerse a la protección de otra voluntad. Se trata, en lineas generales, de una concepción que contrasta abiertamente con aquella derivada de la tradición anglosajona, la cual ha llevado a una cultura más individualista, que se centra en el valor de la «libertad» y que propicia en l~s individuos una conducta de responsabilidad ciudadana, disponiéndolo a tomar decisiones y realizar escogencia par si mismo.
Dicha concepción ha dada lugar a que nuestras sociedades hayan ido adquiriendo un perfil socio-cultural de carácter dependiente y clientelar, cuyas creencias fundamentales refuerzan la necesidad de un Estado todopoderoso y redistributivo, a la par que desalienta Las iniciativas personales y competitivas . Y ello explica, en gran parte, el desarrollo en nuestros países de sistemas políticos populistas y modelos de crecimiento económico de naturaleza rentista y de intervencionismo de Estado.
Conscientes de esta realidad, muchos gobiernos del continente han reconocido que es necesaria una nueva interpretación del problema educativa a fin de vincular Las transformaciones de la economía y de la político con el ámbito de Los valores, creencias y actitudes de la población. Existe la convicción de que la cultura cambia esencialmente frente a cambios en la educación formal e informal.Y esto plantea la urgencia de diseñar un mensaje educativa cónsono con Los fines de democratización y modernización, el cual pueda ser transmitido par Los principales agentes de socialización y transmisión educativas: escuelas, universidades y medios de comunicación social.
Precisamente, con el objetivo fundamental de contribuir a que en nuestro país se emprenda lo más pronto posible esta última tarea, cuya responsabilidad también corresponde a Los actores no gubernamentales de la sociedad civil, la Fundación Pensamiento y Acción como centro de análisis y recomendación de políticas públicas ha emprendido el proyecto «Promoción de un Cambio de Cultura Democrática», el cual
está siendo financiado, desde el pasado mes de octubre de 1995, par el Instituto Republicano internacional de Los Estados Unidos. Este proyecto busca la creación de una plataforma de consenso político y social sobre propuestas concretes de transformación de contenidos y mensajes educativos que conduzcan a un cambio cultural democrático en nuestro país. El mismo incluye un amplio programa de actividades dirigido a identificar -a través de una encuesta de opinión pública- analizar y difundir -en foros públicos y privados- los valores, creencias y actitudes democráticas modernas que deben introducirse o reforzarse en nuestra población.
Entre Las más recientes actividades de este proyecto, cabe destacar la realización de un segundo taller de trabajo especializado llevado a cabo en Caracas, en la sede de la Fundación, el pasado viernes 22 de marzo. Este taller reunió a un grupo destacado de expertos nacionales e internacionales en la materia, quienes elaboraron -en base al informe analítico de la encuesta «Cultura Democrática en Venezuela» realizado especialmente para el proyecto par la empresa venezolana Consultores 21- iniciativas concretes de políticos públicas para consolidar y promover la democracia venezolana. Según Alfredo Keller, especialista de opinión pública, Director de la FPA y miembro del equipo coordinador del proyecto, del taller se derivaron diversas acciones que pueden enmarcarse en Las siguientes cinco categorías:
1. Aquellas dirigidas a rescatar la credibilidad de Las instituciones democráticas. 2.
Aquellas dirigidas a construir consenso y espacios para el diálogo.
3. Aquellas dirigidas a multiplicar Las oportunidades de logro individual.
4. Las orientadas a mejorar el logro colectivo como producto del proceso político.
5. Las que reforzaran Las bases valorativas del sistema mismo a través de Las instituciones actualmente más prestigiosas de la sociedad venezolana actual, medios de comunicación y universidades.
La FPA empezará a presentar y debatir estas propuestas con la opinión pública nacional a partir del próximo mes de mayo, durante la realización de Los seminarios titulados «Hacia una Nueva Cultura Democrática», que se llevarán a cabo en Las ciudades de Maracaibo y Mérida, bajo Los auspicios de la Universidad del Zulia y la Universidad de Los Andes.