Educación de verdad
La educación, bien concebida, es una de las funciones más importantes, si no la más, de cuantas tiene que llenar la sociedad.
Cuando decimos sociedad, aludimos al conjunto formado por todos los dirigentes y dirigidos de un país, es decir, todos los ciudadanos.
No sabemos la data exacta desde cuando sectores cercanos a gobiernos han aspirado a manejar de manera unilateral los pasos y los conceptos que rigen a la educación.
Leemos en estos días la biografía de Don Simón Rodríguez escrita por el Académico Rafael Fernández Heres, hombre de diversas actuaciones en el campo de la educación, quién vió coronada su actuación con el desempeño de la Cartera Ministerial hace pocos años.
De esa lectura, entendemos la razón por la cual el régimen actual tiene, al maestro de El Libertador, como uno de sus paradigmas.
A mediados de 1795, entre mayo y julio, el Ayuntamiento de Caracas revisa y discute los alcances de un interesante informe que presenta Rodríguez donde, entre planteamientos de mayor o menor valor, incluye la eliminación de la instrucción privada.
Monagas, en 1848, decretó la expulsión de los Jesuitas. Acción irrelevante pues para la fecha no había sacerdotes jesuitas en el país.
Éramos niños, cuando en 1947 el gobierno nacional emitió los Decretos 321 y 344 que agredieron a la educación privada de manera absurda y entonces vivimos los primeros pasos hacia la socialización de la educación.
Ahora, cuando los Ministerios que rigen el sector educativo, en sus diferentes niveles, están comandados por individuos que fueron parte activa de las guerrillas de los años sesenta, vuelven a estar sobre el tapete las agresiones a la educación privada.
Pero, resulta que la educación privada en Venezuela ha sido un eslabón fundamental para la mejor instrucción de los niños y jóvenes de todos los sectores de la sociedad.
Bastaría con analizar y ponderar la actuación de esa maravillosa obra que fundaron los hermanos Vélaz, sacerdotes jesuitas venidos de Chile y que hoy brinda educación a millones de niños en toda Latinoamérica. Fe y Alegría. Institución que nació hace cincuenta años en un rancho del barrio El Carpintero de la ciudad de Caracas y hoy está esparcida por todo este continente.
Con filosofía similar y entrega comparable nos encontramos con la asociación ABC PRODEIN -Asociación Benéfico Cristiana Promotora de Desarrollo Integral-, formada por un grupo reducido de damas que desde 1980 están atendiendo varios grupos de niños y jóvenes en Caracas, en el Central Tacarigua en Valencia y en la ciudad de Barquisimeto.
El complejo educativo CISAMA, situado en Petare, atiende con un costo de ochenta mil bolívares por niño, a toda una escuela donde se les brinda a ellos instrucción, capacitación laboral, educación cristiana y alimentación.
Para financiar estas labores hace falta un conjunto de acciones que hasta ahora han brindado frutos suficientes. Un grupo maravilloso de señoras, dedica muchas horas de su vida, no solo a dirigir las acciones necesarias para que sus escuelas sean las mejores, sino que hacen grupos de amigas para lograr que se apadrinen a esos niños que reciben un tratamiento de primera.
La educación es responsabilidad y decisión de los padres, el Estado es su suplente.