Dudamel no tuvo la culpa del incidente del Himno Nacional
Desde Washington
Hace algunos meses publiqué en inglés, para venezuelaTODAY.net, extraordinario sitio ya desaparecido, un artículo sobre Gustavo Cisneros. En ese artículo mencioné de manera tangencial lo que llamé el caso “menor”de Gustavo Dudamel, quien, al interpretar el himno nacional para un evento chavista, había mostrado lo que llamé “pobre criterio” y “carencia de fortaleza moral”. El silencio de Dudamel por meses pareció corroborar la validez de mi crítica. Ahora, bastante después, aparece un artículo brillante sobre Dudamel y Abreu en el New York Times (“Conductor of the People”, Octubre 28, 2007). En ese artículo largo y maravilloso el cronista Arthur Lubow habla de este incidente y Dudamel y Abreu, por primera vez, lo explican públicamente.
Según el cronista, el Ministro de Comunicaciones chavista le pidió a la orquesta de jóvenes que interpretara el himno nacional en un momento en el cuál estaba sobre el tapete la clausura de RCTV y se inauguraba la nueva estación de TV del gobierno, la cuál usurpaba a RCTV y usaba los equipos robados por Chávez a esa estación (Mayo 2007). En ese sentido Dudamel y la orquesta se verían ante la opinión pública como apoyando el acto del régimen, un acto que había indignado a millones de venezolanos. Alegando razones técnicas, dice la crónica, los líderes de la orquesta (suponemos que se refieren a Abreu y Dudamel) se excusaron de aparecer en público y, en su lugar, proveyeron al régimen con una grabación. Sin embargo, continúa la crónica, muchos venezolanos (entre ellos quien esto escribe) pensaron que la transmisión había sido en vivo. Los líderes de la orquesta argumentaron que era imposible para ellos no proveer la grabación. “Como podíamos negarnos?” declaran a Lubow. La organización, dicen, depende del Estado para su sobrevivencia. Es el clásico bozal de arepa. Abreu dijo: “No fue culpa nuestra”.
Lubow no los deja escapar sin alguna crítica cuando dice que la excusa de Abreu es cándida o que la orquesta “complace” a quienes le dan dinero, llámese Chávez o el Banco Interamericano de Desarrollo.
Sin embargo, leída la crónica de Lubow, debo rectificar sobre lo que dije en mi artículo sobre Dudamel. Siempre he defendido a Abreu y su maravillosa obra, como lo he puesto por escrito en muchas ocasiones
(%=Link(«http://www.petroleumworldve.com/napa07042001.htm»,»petroleumworldve.com»)%)
(%=Link(«http://www.petroleumworld.com/sati07042101.htm»,»petroleumworld.com»)%). Creo que esta obra de Abreu está más allá de la miseria política venezolana. Creo que Dudamel se vio envuelto en esta maniobra política chavista contra su voluntad y no pudo librarse enteramente de ella. Creo que Dudamel no quiso participar en un acto profundamente prostituído, un acto que consagraba el abuso de poder en Venezuela. Por ello, le pido excusas a Dudamel por haber dudado de su esencial decencia. Solo siento que su nombre haya sido usado, como seguirá siendo usado, para la propaganda política de un ignorante que representa todo lo contrario a lo que Dudamel representa. El gobierno de Chávez, como lo dice Lubow, continuará exigiéndole a Dudamel posturas políticas. Eso es lo trágico de la situación venezolana pero no es fácil abandonar una obra maravillosa por mantener una postura químicamente pura. Lo comprendo y le digo a Abreu y Dudamel: confío en ustedes.