¿Dónde está la trampa?
Con un Gobierno como el actual, no es difícil suponer que hay un esfuerzo premeditado para montar una o varias trampas en el próximo referendo revocatorio presidencial (RRP), tema que se ha convertido en una verdadera obsesión: ¿Cómo será que nos van a engañar? ¿Dónde esta el truco?.
Y en esa persecución de fantasmas o realidades, si hacemos un recuento de lo que hemos embestido, desde que se fijo la fecha del RRP, resulta impresionante todo contra lo que hemos tenido que luchar: Nos lanzamos contra la automatización del voto; contra la contratación sin licitación adecuada de Smart Matic y otros proveedores de servicios; contra la negativa de permitir una auditoria, en defensa de una “auditoria en caliente” que nadie comprendía muy bien; contra los vicios del proceso de Cedulación Express, sin ningún tipo de control; contra las masivas nacionalizaciones; contra el retraso de inscripción en el REP de los venezolanos en el exterior; contra la negativa de permitir observadores internacionales; contra las decisiones del TSJ a favor de que Chávez Frías se pueda presentar nuevamente como candidato, después de estar revocado; contra la creación o traslado de nuevos centros; contra la cercanía de la fecha del referendo al 19 de agosto; en fin, contra todas esas arbitrariedades que no se podían dejar pasar y que cuando uno las pone en blanco y negro se da cuenta de todos los manejos que se trae el CNE para impedir la manifestación de la voluntad de los venezolanos. Pero al final, fuimos sorteando todo, dejando de lado aquello contra lo que ya no podíamos luchar o comprendiendo que no eran tan peligrosos como pensábamos.
Señuelos para atraer a la presa; trapos rojos contra los cuales embestir y que nos ocultan la espada, eso es lo que se nos presentaba.
Al final vemos que la amenaza más fuerte, la más peligrosa contra el derecho al voto es la llamada máquina “caza huellas” que se pretende sera utilizada en el proceso de RRP. La forma en que se ha concebido su utilización es perfectamente coherente con la mentalidad anti democrática y contra el derecho al voto del actual CNE.
No solo su adquisición, sin licitación previa, viola la Ley de Licitaciones, sino que es, desde el punto de vista electoral, una compra inútil y un dispendio de recursos que no tiene ninguna justificación. No tiene sentido adquirir de la manera precipitada como se hizo unas maquinas para captar huellas, si no se tiene una base de datos con la cual se puedan comparar. Si la intención era ir creando esa base de datos, perfectamente se pudo haber esperado, abrir un proceso de licitación internacional y escoger la mejor alternativa tecnológica.
No estoy afirmando, ni mucho menos, que la tecnología que se escogió no sea la adecuada; es más, ni siquiera se cual es la marca, ni la empresa que las fabrica. Simplemente digo que, electoralmente, no se justifica.
Por lo tanto, la maquina “caza huellas”, además de todas las sospechas que pueda haber con respecto a la negociación —por la forma en que se hizo— solo puede obedecer a dos posibilidades, que han estado de boca en boca: Retrasar la votación y favorecer al Gobierno proporcionándole información acerca de cómo va el proceso en tiempo real.
Obviamente no lucía lógico que su finalidad era detener el fraude de doble o triple voto, porque eso supondría, primero tener una base de datos de huellas dactilares con que comparar y además, parte del razonamiento absurdo que los que van a hacer fraude, votando varias veces, no lo van a hacer a primeras horas de la mañana, pues a esa hora la base de datos será todavía muy pequeña. Por lo tanto esa no fue la razón principal para adquirir la “captadora de huellas o caza huellas”. Descartada esa hipótesis, quedan las otras.
Veamos el problema del retraso. Poner una maquina “caza huellas” en cada Centro Electoral, significa que —de acuerdo al manual del CNE— cada elector debe pasar primero por ella y esperar que la máquina compare con la base de datos que se ha ido creando y pueda emitir su “veredicto” acerca de si la huella que se le presenta ya la tiene en el sistema, señal de que ya ha votado en alguna otra parte. La primera conclusión es que al asociar esta búsqueda o cotejo de una huella dactilar con una base de datos que se ha ido creando desde temprano, ocurre lo que cualquiera puede suponer, que a medida que avanza el día y va creciendo la base de datos de las huellas, aumenta el tiempo de búsqueda; de esta manera, hacia el medio día, cuando ya hayan votado varios millones de personas y estén votando de manera simultanea unas cinco mil personas en los mas de ocho mil centros, que previamente deben pasar por la “caza huellas”, las colas serán de pronostico.
De allí deducir que transcurridas varias horas, el proceso se hace más lento, no era una conclusión muy difícil. Pero, si bien esta es una sospecha justificada, uno podría concluir que como perjudica a ambos bandos por igual, no hay ventaja para ninguno; por lo tanto, cabe pensar que hay algo más por detrás de esto de la “caza huellas”.
Pero el problema, entonces, no es la maquina, ni siquiera la huella que quedará registrada. El verdadero problema son las Normas del CNE y su Instructivo o Curso de Adiestramiento que ha estado circulando y que nos ilustran más acerca del verdadero papel de esta “maquina caza huellas”.
La Constitución nacional establece que el voto es un derecho (Art. 63) y que son electores todos los venezolanos mayores de 18 años no sujetos a interdicción civil o inhabilitación política. (Art. 64). Por su parte, la Ley del Orgánica del Sufragio establece que este derecho se ejerce sin más limitación que la presentación de la Cedula de Identidad laminada y estar inscrito en el Registro Electoral. Pero lo más importante, es que: “A ningún elector, que aparezca en el Cuaderno de Votación, e identificado con su cédula de identidad, podrá negársele el derecho a votar.” (Art. 161)
Esas normas, constitucionales y legales, han sido violadas, una vez más de manera flagrante por una norma de rango inferior definida por el CNE a través de la Resolución Nº 040630-1054 que establece las “Normas para la Instalación y Constitución de la Mesa de Referendo y para los actos de Votación y de Escrutinio de los Referendos Revocatorios de Mandatos de Cargos de Elección Popular.” y de un “instructivo” o “Manual de Adiestramiento”.
Las mencionadas normas establecen que: “El voto es secreto y libre. Para su ejercicio los Miembros de la Mesa de Referendo requerirán al elector su cédula de identidad laminada, vencida o no, como único documento válido, quedando a salvo los efectos que la captación de la huella dactilar pueda producir para el ejercicio del derecho al voto. Asimismo, garantizarán al elector su derecho frente a cualquier coacción o soborno.” (Art. 2, Subrayado mío).
Así mismo, en cuanto a procedimientos, las Normas establecen que se seguirá el siguiente procedimiento:
… 1. Sin perjuicio de los efectos que la captación de la huella dactilar pueda producir para el ejercicio del derecho al voto. Cada elector, en forma individual, se presentará ante la Mesa de Referendo, se identificará con su cédula de identidad ante un miembro de la mesa, quien verificará su inscripción en el listado de electores y le indicará el cuaderno de votación donde aparece registrado y el renglón o casilla donde aparece su nombre. (Artículo 33.1 subrayado mío).
De tal manera que, de acuerdo con el Manuel de Adiestramiento del CNE: “Al llegar el elector al Centro de Votación, se dirigirá al Operador de la Maquina de Captación de Huellas a quien presentará su C.I. a fin de verificar que aparezca en el sistema. En caso de que sea así le indicara el número de la Mesa y el Cuaderno de Votación donde aparece registrado y hará un registro de sus huella dactilar en la Máquina. Luego se dirigirá a la mesa indicada para continuar el procedimiento”.
Aparte de este exabrupto, al que ya nos tiene acostumbrados el Régimen de Chávez Frías, no se requiere ser muy suspicaz para suponer que semejante rompimiento del estado de derecho y violación de la Constitución tiene algún propósito y uno comienza a hacerse algunas preguntas y sacar algunas conclusiones. ¿Quién nombrara este funcionario y de que manera? ¿Cuál será el “sistema” que estará consultando? Esta claro lo que ocurre si el elector está en el “sistema”, pero ¿Qué pasa si el elector no esta en el sistema? ¿Y si no esta en el “sistema”, pero esta en el Cuaderno de votación, tiene derecho al voto, como dice la Ley o no lo tiene?
De esta manera, el CNE le da facultades a un Operador de Maquina y a un misteriosos “sistema” para que decidan quien puede o no puede votar el 15 de agosto, por encima de la Ley Orgánica del Sufragio, por encima de la Constitución Nacional.
No se especifica cual es ese “sistema”, pero el único que conocemos que tiene la información de la Mesa y Cuaderno en el que esta registrado cada elector es el del REP. Y si esto es así, nadie puede pensar que se necesita una maquina muy compleja para ubicar a los votantes en la Mesa y Cuaderno que les corresponde y si se quería utilizar un método tecnológicamente moderno, bastaba con usar las mismas computadoras que se utilizaron durante los reparos, gasto que también, fue considerable, pero que al menos no estaban conectadas satelitalmente enviando y recibiendo información de un “sistema” que se desconoce.
Pero como estamos lidiando con quien estamos lidiando, que no tiene escrupulos de ningún tipo, hay otra hipótesis mucho más maligna. El gobierno quiere saber, de manera inmediata como va el proceso de votación y por supuesto no confía en la capacidad de sus seguidores para que organicen las mesas y le proporcionen la información; por lo tanto, encargo a sus lacayos del CNE la búsqueda e implantación de un sistema que le permita conocer en tiempo real quienes están votando y comparando esa información con las bases de datos de los firmantes que ya tienen, porque el CNE en su momento le entrego esa información, y cruzándola con las bases de datos de sus propios seguidores, podrían saber de manera inmediata que esta ocurriendo y tomar acciones en consecuencia: Campañas de atemorización, adelantar resultados falsos, denunciar “megafraudes” como hizo en procesos anteriores, desatar la violencia para achacársela a la oposición, etc.
He allí el verdadero problema de la “caza huellas”, que es una verdadera “caza bobos”.