¿Dónde está Germán?
Han transcurrido seis largos meses, veintiséis interminables semanas, más de ciento ochenta eternos días desde que Germán García Velutini (como el escogió llamarse) fue secuestrado y arrebatado de su familia, de su trabajo, de sus querencias, de sus labores ciudadanas y del entorno de sus amigos.
Fue salvajemente interferido, cuando abandonaba su diaria labor y se dirigía pacíficamente a llenar sus funciones de padre y de desprendido ciudadano.
El silencio y la apatía han sido característica predominante de las autoridades ante este delito. Ya lo dijimos en oportunidad anterior, el 24 de abril, cuando en estas mismas páginas electrónicas expresábamos: “Consideramos al secuestro como el más terrible de los delitos que se le puede perpetrar a una persona. Creemos que puede considerarse que supera al asesinato pues, como lo hemos corroborado con amigos que han regresado de un secuestro, este evento deforma la personalidad del secuestrado, altera de manera medular a la familia e incide desfavorablemente en la comunidad de sus amigos y de sus compañeros de trabajo”.
La familia de Germán se encuentra en estos días con un tremendo dilema, ha nacido una pareja de nietos, los primeros, y su abuelo está impedido de conocerlos. Su madre, sus hijos y nueras, sus nietos, sus hermanos y sus amigos claman por su aparición.
Seis meses parece un tiempo más que suficiente para que los organismos de seguridad del Estado tengan pistas adecuadas para conocer el tipo de secuestro de que se trata.
Descartaríamos un secuestro político pues Germán es un magnífico ciudadano mas nunca ha tenido ansia de poder y mucho menos en ese campo.
Pareciera que no es un secuestro de hampa común pues estos se caracterizan por la solicitud de exageradas sumas de dinero con lo que las sociedades han permitido el florecimiento de un asqueroso negocio.
Mucho menos lo podemos ubicar dentro de la reciente proliferación de los llamados secuestros “express” pues estos inicuos delitos tienen como característica fundamental que su duración se cuenta en horas y a lo sumo un par o trío de días.
Descartados estos tres móviles y vista la poca efectividad de los organismos de seguridad del Estado, debemos llegar a la conclusión de que su explicación puede encontrarse dentro de acciones cuya interpretación se reserva a mentes fértiles y que son capaces de llegar a conclusiones que están lejos de catalogarse dentro de lo que debe suceder en un país que se precie de tal.
Venezuela está indignada, se pecha y agrede a los mejores ciudadanos, se complacen los peores delitos, se utiliza dinero del Estado, es decir, de todos los venezolanos, para entrenar a miembros de la sociedad, que deberían estar al servicio y protección de ella, para que realicen acciones lejanas a sus obligaciones.
Estamos ante situaciones de país forajido o en vías de extinción. Dios nos libre.