Distopía
Nuestra “tradición republicana” desmentida por los hombres fuertes que se hacen con el poder aplastando todo residuo de ciudadanía.
Nuestra dependencia con el petróleo que ha producido una economía rentista “improductiva” y derrochadora sin ninguna previsión de futuro.
La inversión del término socialista hoy envilecido y asociado a un mal Gobierno corrupto y totalitario.
Nuestros barrios presas del abandono y sin los servicios públicos más elementales para aspirar a una vida digna.
La inflación que se come nuestro salario y convierte al Gobierno de turno en ladrón de nuestros esfuerzos y trabajos.
La falta de seguridad pública como consecuencia del colapso social y las injusticias estructurales que padecemos y se ahondan, y lo más inaudito, donde policías y ladrones intercambian sus roles bajo la mirada impávida de sus víctimas.
Nuestro sistema carcelario reflejo de la inhumanidad “socialista” y espejo anverso de la aspiración de un hombre nuevo regenerado y útil para la sociedad.
Nuestro sistema de justicia ciegamente subordinado al poder de turno e incapaz de actuar con autonomía e integridad.
Nuestro sistema electoral hecho a la medida para recomponer resultados adversos y favorecer siempre a los aspirantes de la tendencia oficialista.
De repente, caer en cuenta que Idi Amín es un patriota nacionalista, Carlos, el Chacal, un revolucionario socialista y Gadafi un adalid de la libertad que enarbola la espada de El Libertador como trofeo.
Jugar a la guerra en contra de la potencia más poderosa de la tierra sin ni siquiera ser capaz de garantizar el aprovisionamiento, seguro y confiable, de agua y electricidad a los hogares domésticos.
La degradación de la “majestad” Presidencial a niveles inconcebibles de barbarie.
El no querer “abrir los ojos” ante una realidad cercana a la tragedia y la comedia donde las culpas se diluyen y las responsabilidades a casi nadie importan.
Una “Tierra de Gracia” devenida en “País Portátil”, rehecho una y mil veces a través de falsos dolientes. Y a pesar de todo, la esperanza. Los venezolanos buenos y decentes, trabajadores y dignos, generosos y patriotas que luchan y viven creyendo en la Utopía sin disimulo.