Discurso represivo

Chávez no quiere saber nada que se parezca a diálogo y mucho menos con los postulados democráticos establecidos en la Constitución Nacional. En cuanto a los derechos sociales contenidos en la Carta Magna le aterran su aplicación: desecha la libertad sindical, la contratación colectiva y las reivindicaciones sociales. Obliga a que se firmen contratos, como en el Metro, que desmejoran condiciones de trabajo. Ignora que si algún derecho es progresivo ese es el derecho social. Sólo en el capitalismo salvaje se procede de esta manera. Chávez quiere actuar a nombre de la “revolución”. Como el diablo le huye a la cruz así desconoce el pago de horas extras, aumentos salariales, extensiones de beneficios que tienen que ver con mejoramiento de las condiciones de vida: la vivienda, el transporte, la salud, la educación de los hijos de los trabajadores.

Es un discurso agresivo lleno de amenazas contra la libertad de expresión, contra Ledezma, Manuel Rosales, Globovisión, Capriles. Desconoce los resultados electorales que les fueron adversos con la intención de sembrar en el ánimo de la población desprecio hacia el voto, temores y odios. Sus tendencias totalitarias que lo llevan a dominar y dar órdenes arbitrarias a otros componentes del Poder Público, se convierten en rasgos dominantes de su gestión
Es hora de enfrentar con mayor decisión estos desplantes. Hacer respetar la Constitución y a los gobernantes que son tan legítimos como él. En esta dirección no debe haber ninguna vacilación. Hay que decirle a Chávez, sin desplantes, pero decirle: Basta, no debes violar impunemente la voluntad popular, ni a la Constitución. Y decírselo unidos. Y con movilizaciones que vayan más allá de lo partidista, que involucren a sectores sociales luchando por sus propias exigencias. En el caso de los presos políticos sería de una gran autoridad que sus familiares que hoy gozan de una gran autoridad moral y cívica se organicen para promocionar la solidaridad, para exigir justicia, trato humanitario. Para que los presos sientan, como en otras épocas de nuestra historia, solidaridad. Pa
Más de 5 millones de ciudadanos, a los que se deben agregar aquellos que en el seno del chavismo no comparten este comportamiento y desean diálogo y piden que Chávez se dedique a gobernar, es una poderosa fuerza que organizada y puesta en acción es capaz de frenar y derrotar las tendencias represivas, totalitarias y dictatoriales que se desarrollan en el gobierno.