Dinamiteros y escribas
De las páginas de una traducción de La Tragedia de Macbeth , cuyo autor fue el profesor Jules Deroquigny, se desprende un manuscrito de Gilbert Chesterton sin portada ni portadilla, primeras y últimas páginas extraviadas y de las restantes apenas dos son legibles. Alguien debió usar como marcador ese viejo manuscrito. No es fácil descubrir que se trata de un material de desecho salvado por azar de la destrucción. Un capítulo frustrado de El hombre que fue Jueves, la novela más cómica de Chesterton. Don Gilbert no hubiera autorizado mi decisión de entregar este hallazgo a TalCual, pero como ya no está entre nosotros le es imposible protestar. Los muertos son alimento de los vivos.
1 …Sintiose Gabriel Syme descubierto; su mano acarició el revólver, pero el presidente dejó de mirarlo atraído por un safari de hormigas que invadían las hojas bermellón de aquel verano
Terroristas de Estado, se dejó venir lentamente, los hay de dos tipos: los dinamiteros y los escribas, elija usted. Los primeros, pasado el espectáculo, guardan silencio. Es el momento de los escribas: ponen en clave legal las hazañas de los dinamiteros.
Yo he observado, se atrevió Syme, que dinamiteros y escribas tienen la admirable virtud de estar siempre en desacuerdo.
Militares contra civiles, base contra escogidos a dedo, muy amigos de lo ajeno contra algo amigos de lo ajeno. En fin, pelean como zorros hambrientos.
Sutil sabiduría, volvió el presidente.
Incordio, hostilidad contra el diálogo, negación del orden así sea el de la revolución. Todo eso prolonga los motivos de nuestra profesión y mantiene la esperanza de redención.
Pero se someten a usted, presidente, y ese también es un nuevo orden.
Buscan a Dios, respondió el otro con placidez. Un amuleto, un Mesías, lo oculto, lo misterioso, el que todo lo sabe. Yo lo sé todo, hasta lo que usted está pensando.
De nuevo Syme fue al revólver en su bolsillo, pero los ojillos apretados por la grasa de la ancha cara del presidente cambiaron de dirección.
El mundo me llama, soltó, levantándose con agilidad incongruente con su gordura.
Otro del Comité Central se acercó.
También estoy armado…
¿Tiene miedo?, interceptó Syme.
Sí y usted también. Hemos tomado el poder, hemos construido el socialismo o lo que sea, estamos acabando con los espacios democráticos, pero no es sólo usted el que viene armado a las reuniones. La desgracia puede caer sobre cualquiera de nosotros. Salirse disparando es siempre mejor que ser eyectado con la marca de un zapato en las nalgas (hasta aquí el manuscrito).
2.- La muralla roja, estructura paramilitar de los dinamiteros y escribas vernáculos arremetió, revólver en mano, contra los trabajadores de Bauxilum. Después de los dinamiteros, entraron los escribas a justificar sus actos. Está en marcha clamaron¬ una conspiración de fantoches manejados desde Uolestrit. Astutamente le atraviesan el cuerpo a la bala y la peinilla. Son financiados por «el ala» pitiyanki de la MUD. ¿Cómo explicar, si no, tantas protestas? Noventa manifestaciones obreras en un mes, algo más de mil protestas populares en el primer trimestre y otros tantos en el segundo. No hubo nada parecido en el oscuro pasado
Bueno, pero la inflación, los apagones, los anaqueles vacíos, las carreteras destruidas, el desempleo, los hospitales, la educación, la falta de agua, los damnificados eternos, los periodistas apaleados, los productores estrangulados y los criminales tomando las calles a saco. ¿Nada de eso cuenta? Precisamente de eso se trata, devolvió el escriba mayor. Nuestro presidente trabaja y suda como un buey, pero no lo dejan gobernar. Lo calumnian: que si Don Regalón, Ahmadeniyad y Gadaffi. Socavaron a Evo, alejaron a Rousseff, Mujica y no se diga Cristina. ¡Tantos maletines para nada! Y el acabose, el desagradecido Humala alzado contra Chávez para no zozobrar. Por decencia debería devolvernos lo que invertimos en él. Queda el bigotón del sombrero tejano, ¡cómo chupa el condenado para lo poco que aporta! ¿Y no será que el gobierno es malo con ganas? Alí juró que la crisis eléctrica había sido superada pero un apagón le impidió terminar. Jaua celebra la soberanía alimentaria importando siete de cada diez dólares. Maduro iza la bandera en las quebradas empresas estatales con sus trabajadores rebelados. El Metro no avanza ni un centímetro. Ramírez se jacta de una Pdvsa, cuya producción cae, indetenible.
¡Quita allá!, sueltan los del PSUV ¿Acaso es poca cosa construir 2 millones de viviendas, 150 mil en este mismo año? Siete meses que van quedando, masculló el damnificado a quien le prometieron la suya hace tiempo. Prometer es fácil.
¡Malagradecidos ignorantes!, interrumpe Farruco. No han leído el evangelio según Juan: «En el principio era el Verbo». ¿Se alzarán contra el verbo divino?
Han cambiado más de lo que reconocen.
Despreciaban el reformismo y lo que distrajera de la empresa de producir más y mejor que el capitalismo maduro. Stalin priorizó con sangre la industria pesada apretándole el cinturón al pueblo. Era lo que identificaba a un buen comunista.
Fidel trastocó todo. Se acostumbró a no producir, recostándose de la solidaridad internacional socialista.
El chavismo, igual. No produce, importa; la capacidad agrícola e industrial está en el suelo flanqueada por ensayos socialistas sepultados, sólo para que el hombre de la calle pague la cuenta.
¿Cómo librarnos, Señor, de esta maldición? Dicho brevemente: con un gobierno democrático nuevo. Es cuestión de ganar las elecciones, impedir el escamoteo de nuestra victoria y poner al país al nivel de las naciones latinoamericanas exitosas.
La ruta es esa. Que no falte nadie, ni con la venia de Briceño el gato.