Dictaduras y dictaduras
Puede observarse cómo las dictaduras con doctrina sean mucho más humillantes que las carentes de ella. Por ejemplo, la de Pérez Jiménez era simplemente un grupo de personas que procuraban la eternización de un sistema que les permitía enriquecerse a su sabor, y el “Nuevo Ideal Nacional” era una pantomima intrascendente que no pretendía ni siquiera simular una filosofía política . Mucho más nocivo me pareció lo del medinismo que pretendió lo imposible al fundar aquel odioso PDV que imponía a los empleados públicos inscribirse y cotizar. Un venezolano tan inteligente, culto y patriota como fué Arturo Uslar Pietri creía que sí se podría hacer y provocó así la caída de Medina. Continuó empecinado y, cuando logró medio millón de votos para La Campana, fundó el FND, entró al gobierno con la Ancha Base y el grupo se le deshizo de inmediato Los partidos tienen que ser fundados en la oposición y, una vez amalgamados, sí pueden llegar al Poder con posibilidades de permanencia. Y tal fue el caso de AD y del Copei.
Si aceptamos la incapacidad del pueblo venezolano para gobernarse, resultaría más razonable aún, el negar la posibilidad de un compatriota capaz de gobernar sin trabas legales previamente establecidas, y aumentando el dislate, que se atribuyera carácter vitalicio, como es la manifiesta y manifestada meta de nuestro rollizo mandatario. El general Pulido decía que “Ésta tierra es muy movediza”. Y ha podido verse cómo tales movimientos hayan tenido siempre como encendedor, el deseo presidencial de perpetuarse en el mando. Y no ha sido menester que sea la propia persona del presidente, sino que baste con alguien de quien pueda esperarse docilidad.
Y tal fue el caso de 1945. El presidente Medina escogió al Dr. Angel Biaggini. Previamente el candidato había sido el Dr. Diógenes Escalante, que tenía el apoyo de los adecos, pero enloqueció y surgió la nueva candidatura. El Ejército estaba descontento porque la Plana Mayor era la misma gomera de diez años antes, imposibilitando así .los ascensos.. En el bufete de José Giacoppini y el consultorio de Edmundo Fernández se gestó el golpe, al principio únicamente militar,. Pero Betancourt, Barrios y Leoni aportaron el apoyo civil de su entonces exiguo partido.
La dictadura sin doctrina no suele buscar prosélitos. El perezjimenismo, por ejemplo, no veía como enemigos a quienes no conspiraran. Pero Fascismo. Acracia. Comunismo etc, sí los miran como a tales. Este gobierno tiene esa meta y su desmaña no la hace de temer; pero tal búsqueda efectuada por manos ineptas puede dar resultados tan perniciosos como su obtención.