¡Democracia en Ultimátum!
De cara a las cruciales elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre surgen dentro de la oposición democrática venezolana inquietudes y problemas que deben resolverse a corto plazo. En primer lugar resulta de mero trámite afirmar que estamos totalmente de acuerdo con el espíritu de unidad que debe prevalecer entre los que se enfrentan al poder de Chávez y su proyecto antidemocrático. En segundo término, hay que reconocer también que la Mesa Unitaria ha adelantado una serie de acciones que han puesto a la vista de todos, la dificultad del método de selección de los candidatos. Consenso y primarias son los dos esquemas enfrentados y es allí donde afloran una serie de desavenencias y desgastes inútiles entre los actores en cuestión que son fundamentalmente los partidos políticos y la sociedad civil. Ambos sectores han esgrimido criterios como que los líderes partidistas están a la vista de todos, que ya en algunos casos los electores los han ratificado en su legitimidad, que son líderes con respaldo popular y que por lo tanto son candidatos de consenso previo y no requieren de elecciones primarias. La sociedad civil y algunos partidos emergentes exponen que el método de las primarias es el que mejor se corresponde con la idea de la democracia plural, representativa y hasta protagónica, y que es el sistema que mejor conviene para cohesionar y abonar el poder del voto de la sociedad civil que va mucho más allá de los ahora imprecisos y encogidos territorios sobre los cuales ejercen su influencia los partidos políticos tradicionales.
Es mi opinión que las elecciones primarias cargan, en este momento, con el peso muerto de hacerle el juego al gobierno ya que una consulta de tal tipo implicaría un desgaste político suicida e innecesario puesto que conllevaría una inversión económica, organizacional y de horas hombre que pudiera desviarnos del objetivo fundamental que es el de ganar y recuperar espacios vitales para la democracia, perdidos o regalados no hace mucho. Porque además se desaprovecha la inversión política dejando pasar el momento concreto en el que el Presidente acumula su mayor crisis de legitimidad de ejercicio y en el que se está produciendo un deslave en el partido de gobierno PSUV. (“Presidente, sea un varón”)
Para evitar estos despilfarros de energía, ese déficit de atención política, propongo que el espíritu de unidad sea complementado con una actitud de síntesis operativa, que vendría a ser el pacto, contrato, plan mínimo común, entre las fuerzas democráticas, incluyendo a los chavistas críticos y demás, para avanzar sin traspiés ni zancadillas, pragmáticamente, hacia el fin imperativo que es el de derrotar a Chávez en los próximos comicios, previos a la elección presidencial de 2012. No es tiempo de sembrar rosas azules sino de provocar que el desencanto y la desilusión amontonados en el pueblo se conviertan en torrente de votos y plan de gobierno de la oposición.