Democracia directa, pero cuartelaria y con violencia
El exceso de transitoriedad institucional está conduciendonos hacia un desfiladero. Si criticable fue el desmantelamiento “dedocrático” de los poderes públicos, pues desnudó al país provocando su severa desconfianza en el funcionamiento imparcial de éstos, peor lo es la prolongación del enrarecido ambiente que nos conduce hacia las megaelecciones.
Si se aprecia que nos movemos divididos entre una minoría beligerante y otra mayoria víctima de la decepción o de la indiferencia, y a la que se suma ese 30 por ciento de jóvenes entre los 18 y 26 años que desean emigrar; o bien, si a renglón seguido observamos como la angustia y la incertidumbre se han hecho de nuestra realidad, alimentando el desbordamiento de la violencia criminal, no podremos menos que concluir en lo elemental: la crisis que vivimos es, en esencia, una crisis por defecto de instituciones. Y, a la sazón, huelga decir que ningún pueblo que aspire a transitar por el sendero de la paz puede hacerlo sin éstas, desarticulado, fracturado orgánica y espiritualmente.
La verdad es que el presidente (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Chávez»)%) logró anular de manera exitosa todas las formas de expresión organizada de la sociedad civil y no sólo a los partidos políticos. Y ello en razón de su propósito de instaurar un ingenuo pero peligroso modelo de democracia directa, de vinculación inmediata entre el caudillo carismático y la masa popular.
De modo que, Venezuela vive un grave dilema. Mas, lo dramático de todo ésto es que la pelota se encuentra sólo en el campo de juego de las Fuerzas Armadas. Y decirlo no es impertinente. Pues así como el Gobierno se encuentra en manos de un militar, la oposición real se la reparten Arias Cárdenas y los miembros del Frente Institucional Militar, aun cuando todos ellos sean oficiales retirados. Lo demás no cuenta en el momento.
Así las cosas, si acaso el Presidente comprende la emergencia que vivimos y si tiene patriótico interés por restablecer la sana convivencia entre los venezolanos y alejarnos de la balcanización, un primer paso que deberá dar en unión de sus correligionarios es cumplir y hacer cumplir, con todo celo, su propia Constitución. Además, deberá contribuir con lealtad para que las elecciones se celebren en la fecha prevista y, lo que es más importante, dentro de condiciones que inspiren total confianza, en especial a sus adversarios. Sólo así podrá decir, más luego, que su revolución no marcha en simetría con los alabarderos de la muerte; esos que cada día y cada fin de semana enlutan a innumerables familias -lo diría Eliseo Jiménez Sierra- en este <>.