“Decíamos ayer…”
Vale tomar en préstamo la conocida expresión atribuida a Fray Luis de León para comentar distintos aspectos de la crisis política venezolana, en razón de los escasos cambios que la misma presenta en el transcurso de los últimos días cuando pareciera que el tiempo se ha detenido y que la confrontación entre oficialismo y oposición se mantiene sin mayores modificaciones.
El primer tema por abordar es el del referendo revocatorio, donde las posiciones entre unos y otros adversarios ni avanzan ni retroceden. Para el oficialismo, el revocatorio o “revuelcatorio” al decir del jefe del Estado, no tiene justificación alguna y es sólo una maniobra más destinada a la desestabilización del régimen por parte de los supuestos sectores “golpistas”. En tanto que para la Coordinadora Democrática es, hoy día, el único instrumento a mano disponible que garantiza una verdadera salida pacífica, constitucional y electoral al caos en que se ha transformado lo que en su origen fue la naciente situación de crisis asociada al comienzo del gobierno de Hugo Chávez Frías. Para cuando se escribe el presente comentario está lejos de conocerse el final de este debate. Pero no cabe duda que el movimiento opositor insistirá una y otra vez en la viabilidad del revocatorio, que debería ser convocado a partir del 19 de agosto, en tanto que el oficialismo urdirá cuantas manipulaciones sean necesarias para impedir que el electorado acuda a los centros de votación a fin de pronunciarse por el abandono o no de la Presidencia de la República por parte del actual inquilino del palacio de Miraflores.
Por otra parte, la Mesa de Negociación y Acuerdos sigue contando con el respaldo evidente del movimiento opositor, concretado aquél en la presencia manifiesta de la delegación de la Coordinadora Democrática, la cual no escatima reconocimiento a la tarea del facilitador César Gaviria, a quien el gobierno desearía ver ya de vuelta en Washington sin planes inmediatos de retornar a Caracas. Pero esta aspiración pudiera no materializarse tan pronto si se toma en cuenta que la cita anual de la OEA, su Asamblea General, se reúne en junio próximo y allí, sin duda, será ocasión propicia para que el secretario general del máximo órgano interamericano presente su correspondiente informe referido a la actividad desarrollada en el marco de la crisis venezolana, conforme a los términos de la Resolución 833 del Consejo Permanente.
Asimismo, el Grupo de Amigos conoce de afectos y desafectos. Al igual que con la Mesa de Negociación y Acuerdos, son diametralmente opuestas las reacciones hacia ellos de oficialistas y opositores, tanto así que la última vez que sus integrantes visitaron nuestro país, el presidente de la República no los recibió, quizás recordando aquello que dijo Fidel Castro de que “entre los amigos había también algunos enemigos”.
Mientras tanto, la situación cada vez más luce compleja y confusa, la polarización se acentúa y densos segmentos de la población, víctimas del desempleo, la inseguridad, el desabastecimiento y el hambre, pudieran ser, en efecto, quienes protagonicen lo que algunos voceros del gobierno han dado en llamar un “golpe social”.