Opinión Nacional

Debate y elecciones primarias

El primer debate entre los 5 precandidatos aspirantes a ser el representante de la Alternativa Democrática en las elecciones presidenciales del 7 de octubre del 2012, constituye la primera derrota de Hugo Chávez en los primeros rounds de la campaña electoral. Mientras 5 precandidatos debaten para decirle a los electores lo que piensan acerca de los principales problemas del país y cuáles son sus soluciones, para que ellos deciden por quién sufragar,  el Comandante candidato se escoge a si mismo y no dialoga con nadie, monta un monólogo obligando a la red de radio y televisión a que transmita las mismas promesas demagógicas que viene ofreciendo desde hace 13 años, y que apenas ha cumplido a medias, cuando no han resultado un rotundo fracaso.

         La sociedad democrática venezolana tiene el 12 de febrero del próximo año la extraordinaria oportunidad de elegir un candidato unitario a la Presidencia de la República y sus candidatos a gobernadores y alcaldes, capaces de propinarle una segura y definitiva derrota al autoritarismo del Comandante Chávez y a un buen número de sus candidatos a gobernadores y al alcaldes escogidos a dedo, ineptos y corruptos que han actuado con un servil incondicionalismo a las políticas centralistas y militaristas del jefe único del fracasado socialismo del siglo XXI, con lo cual se puede y se debe cambiar  el futuro inmediato de la conducción y el destino de la nación.

         El triunfo de la oposición en los estados y alcaldías más populosos y de mayor peso político en el país, creó un poder compensatorio, independiente y capaz de contener los desmanes políticos y económicos que viene cometiendo el Comandante en Jefe y que pretende seguir ejecutando con la anuencia de unos Poderes Públicos controlados desde Miraflores.

         La sociedad democrática tiene que actuar con la clara conciencia de que Chávez es derrotable por la vía electoral y que el posible intento desconocer la victoria de la oposición, le puede costar más caro que prepararse para finalizar su mandato en 2012.

         La disidencia en importantes sectores que han venido apoyando las políticas del Comandante, no sólo son evidentes, sino que pueden adquirir una dinámica que los impulse  hasta el rompimiento, si tomamos en cuenta la prepotencia, la soberbia, con que actúan los incondicionales y oportunistas que rodean al Jefe del Estado. Incluso es factible, si supera el cáncer, que en   su delirio de predestinado pueda llegar a considerar que la compañía y solidaridad que le han prestado sus candidatos, que no tienen votos, llegó a su fin, y decida marchar solo, con las multitudes que lo proclamen y no le discutan.

         Si la oposición y la disidencia derrotaron las aspiraciones de Chávez de perpetuarse en el poder, en el referendo del 2 de diciembre de 2007, hoy, con una oposición unida, con más experiencia política y una nueva disidencia, encabezada por el Gobernador de Lara, Henri Falcón y el PPT, hay que votar: para fortalecer la democracia social, derrotar el totalitarismo, defender la propiedad privada; restablecer la seguridad jurídica y la seguridad de las personas y de sus bienes.    En síntesis, votar para evitar la prolongación de una pesadilla provocada por el predominio de algunos dinosaurios en los Poderes Públicos.

         Después de ese primer debate entre los precandidatos de la Alternativa Democrática, los venezolanos pueden evaluar el talante unitario y tolerante, además del conocimiento y dominio de los principales problemas económicos y sociales, que tienen los aspirantes a dirigir los destinos del país a partir del Próximo período constitucional, frente un candidato autoritario que ha despilfarrado la más grande fortuna que ha ingresado al Tesoro Nacional en toda la historia republicana, que ha violado la Constitución Nacional para centralizar y controlar todos los Poderes Públicos, con claros objetivos de perpetuarse en el poder indefinidamente.

         El momento histórico crucial que vive Venezuela, con graves peligros de  que un gobierno militarista conformado en sus más altos niveles por una camarilla de dogmáticos del fracasado estalinismo y de aprovechadores de la permisividad o complicidad del Jefe del Estado para enriquecerse ilícitamente, nos lleven a un abismo político, económico y social como el que sufren los cubanos, obliga a la mayoría de los venezolanos democráticos, que quieren disfrutar de  un régimen de libertades públicas, a participar directa o indirectamente en el esfuerzo que realiza la Mesa de Unidad Democrática (MUD) para frenar la barbarie que nos amenaza y abrirle al país un horizonte de prosperidad económica y bienestar social, en un contexto de amplias libertades.

         El camino lo acaban de señalar los precandidatos que no sólo hicieron conocer sus ideas y proposiciones para lograr ese nuevo país, en el que todos podamos convivir pacíficamente, protegidos por un Estado que garantice el respeto a la propiedad privada, la libre expresión del pensamiento y todos los derechos sociales e individuales establecidos en la Constitución Nacional, sino también que fueron claros y categóricos en su disposición de hacer respetar los resultados electorales, apoyados en la movilización de la sociedad civil y en el respaldo de la Institución Armada respetuosa de la Constitución Nacional y comprometida con la defensa de la legalidad y la soberanía de la nación.

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