De Peltzer para Giordani y Rodríguez
El doctor Ernesto Peltzer fue un economista alemán que llegó a Venezuela en 1939 contratado por el gobierno de López Contreras como asesor en temas de política exterior y posteriormente contribuyó en la fundación del Banco Central de Venezuela. Luego se hizo profesor de la Escuela de Economía de la Universidad, en la cátedra de teoría monetaria, de la cual puede decirse que fue su fundador. También ocupó Peltzer la dirección de investigaciones económicas del BCV, donde escribió una obra imperecedera para el pensamiento económico de Venezuela. Entre sus incontables trabajos el doctor Peltzer advirtió antes que muchos, el problema que implicaba para Venezuela la sobrevaluación del bolívar, esto es, que la moneda nacional tenía mayor poder de compra externo que interno, en otras palabras, que los productos importados nos lucen baratos y los productos nacionales se encarecen, con lo cual se desalientan las exportaciones distintas al petróleo y se estimulan las importaciones. Quien mejor explicó este fenómeno en los años cuarenta fue el doctor Peltzer y a él siguieron Uslar Prieti, quien no era economista pero entendía bien la materia y José Antonio Mayobre, alumno del maestro, quien si estudio economía, fue un aventajado técnico, teóricamente sólido y profesionalmente honesto.
Peltzer elaboró en diciembre de 1944 un trabajo, La industrialización de Venezuela y el alto tipo de cambio del bolívar, que los economistas de ahora y los funcionarios del Estado deberían leer de forma obligatoria. Allí analiza el efecto de influjo de divisas petroleras sobre el tipo de cambio y argumenta que al subir el valor del bolívar respecto al dólar u otras divisas, ello termina liquidando el incipiente sector industrial y la agricultura nacional. Similarmente, el sector petrolero atraía la mano de obra dejando sin trabajadores al campo y la industria nacional. Esta explicación de Peltzer, formulada en los años cuarenta, posteriormente se denominó en los setenta la enfermedad holandesa, a raíz del descubriendo de los yacimientos de gas en Holanda con su consiguiente entrada masiva de divisas y el fortalecimiento de la moneda, lo que causó la desindustrialización de ese país, con una incidencia similar al que había provocado en Venezuela treinta años antes la explotación del petróleo.
El ministro Alí Rodríguez, a pesar de no ser economista parece comprender el problema del proceso antindustrializador que sufre Venezuela en tanto que el ministro Giordani se ha preocupado más por el problema geográfico de distribución de la población en el territorio y considero que no entiende bien la cuestión del tipo de cambio sobrevaluado y la situación y posibilidades de la industria nacional. Rodríguez tiene mejor entendimiento que Giordani sobre el tema pero quid del asunto reside en el hecho de que quien manda, diseña y aplica la política es Giordani, no Rodríguez. El punto está en que el gobierno venezolano ha decido, de la mano de Giordani, acabar y desmantelar la industria nacional mediante una política que, para procurar bajar la inflación, tiene un solo argumento: abaratar los bienes importados mediante el anclaje del tipo de cambio. De esta manera Venezuela importaría la inflación más baja de los socios comerciales y por consiguiente los precios internos tenderían a bajar. Lo que no considera el ministro Giordani en su lógica es que aunque la fijación del tipo de cambio puede tener ese efecto, el mismo es muy parcial porque la formación de los precios de los servicios (bienes no transables) no obedece a la estabilidad del tipo de cambio con lo cual la inflación puede permanecer elevada e incidir sobre la inflación total, al tiempo que las importaciones consumirían buena parte de las divisas que ingresan al país, tal como sucedió en 2008. Además, para que el tipo de cambio fijo y sobrevaluado tenga un impacto antiinflacionario, éste debe ser creíble y ese no es nuestro caso porque de otra manera nade pagaría más de 200% por un dólar, respecto del precio del dólar oficial. Para compensar ese efecto, las medidas aplicadas han sido mal concebidas y peor implementadas, mediante un sistema de cambio dual no oficializado, muy corrompido, que testarudamente mantiene la cotización del bolívar fija en BsF 2,15 por dólar, creándose de esa manara todos los incentivos para importar, sacar capitales y viajar al exterior.
El resultado de este sistema no puede ser más nefastos para Venezuela, la inflación no baja, cierran las industrias que no pueden competir con las importaciones y se restringe la capacidad de producción interna. La protección que produce las prohibiciones desde este año no tiene incidencia práctica sobre la producción nacional debido a que el estímulo para importar es mayor debido al alza de la inflación nacional a un ritmo superior al que registran nuestros socios comerciales. Con todo respeto al ministro Jorge Giordani, sería conveniente la lectura del trabajo de Ernesto Peltzer anteriormente citado y al ministro Alí Rodríguez, que seguramente si lo ha leído, que lo repase, para que su visión de la política monetaria y cambiaria mejore y esté en mejores condiciones al tratar de influir en la toma de decisiones sobre los asuntos económicos de Venezuela y para que no siga creyendo que exclusivamente el mercado interno puede contribuir a la reindustrialización de Venezuela..