Opinión Nacional

De la historia a la histeria

Más que por haber iniciado la construcción de la Muralla China, cuyas razones para tan monumental obra permanecen en el universo de la ficción, del mito, la fábula, del mismo modo pocos parecen sus méritos de haber reducido los seis reinos dispersos para crear el imperio chino, codificado la lengua, como sustento de la unidad china, ni por haber dispuesto el destierro de su madre por vagabunda, libertina, como afirma JL Borges, el Emperador Shih Huang Ti, o Qin Shi Huang, entra al tiempo de lo perenne, por haber ordenado quemar todos los libros que precedieron su existencia. Pero, información que no procesó JL Borges, (o no quiso) conservó los tratados sobre agricultura, de la ciencia en general, porque tales disciplinas estaban (y están) directamente vinculadas al ejercicio del poder, mientras los “otros” suelen estar del lado de la libertad. (Pido al lector que relea el excepcional texto de JL Borges, LA MURALLA Y LOS LIBROS, En Otras Inquisiciones. Simplemente Borges). Otros hechos de la misma mala naturaleza fue el asesinato infame de Hypatias, y la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, cuya responsabilidad ya es plenamente conocida como reconocida es la negación sistemática de quienes mas tarde justificarán su opera magna en ese turbio mundo, la Inquisición, que pasa de Episcopal, donde la arbitrariedad, la mala fe, los miedos, los odios del obispo son la ley, a la Pontificia, que institucionaliza la persecución, la condena a muerte, de las peores formas (torturas, hoguera, pailas de aceite hirvientes, … todas, aquellas que la perversidad permite) contra los herejes. La española que se creó en España y se vino a América, con las mismas o peores atrocidades. (Y hereje era todo quien no confesase fe cristiana), naturalmente la quema de libros y el mantener abiertamente (o entre intrigas) el famoso Index Librorum prohibitorum. Hitler es otro de esos mismos ejemplos, de esa misma especie, como lo son Corea del Norte, Irán, para solo recordar los más in-mundos, pérfidos, monstruosos “vigentes”.

¿Qué hace idénticos en lo esencial a estos monstruos distintos? Podríase empezar por decir que el miedo a la verdad, el horror a la critica, el horror a la historia, el borrar los hechos, los actos, la sabiduría, el arte, en fin, borrar todo lo anterior, sacarlo de raíz de la memoria colectiva, individual, social, histórica y asumirse como el ser primero, a partir del cual empieza la historia que ellos creen engendrar, capitanear, comandar, transformar. Esta posición extrema, como el caso de Quin Shi Huang, tiene matices menos absolutos, pero no menos nefastos en otras culturas, tal por ejemplo la reconstrucción mítica, para justificar la superioridad de la raza o el fundamentalismo religioso, sea el inquisidor de ayer, sea el de hoy y, desde luego, en el dogmatismo político, que en el caso del marxismo lo convirtió en una religión atea (Lukacs). En esa misma línea el macarthysmo, con mayor fortuna en el ocultamiento, dado el poder al cual sirvió, pero no por ello menos cruel. En resumen, la común la idea de que todo aquello que no está en la memoria no existe y que, una vez vaciada, es posible llenarla con la dogmática de sus propuestas, sin importarnos si son teológicas, religiosas, políticas, económicas. En el país de donde yo soy he conocido varios de estos momentos, uno de ellos fue el caso Betancourt, hoy tan alabado, loado, porque a juicios de sus exégetas, admiradores, creyentes, el gran caudillo, fue el padre de la democracia, entre otras buenas causas, por no haber sido el Libertador. Pero uno inter pares. Bolívar padre de la patria, Betancourt padre de la democracia. Y en ese esquema paternal asumió un dogma ahistórico, a saber, concebir la democracia como un valor absoluto y la dictadura como su absoluta negación y descuidó lo esencial de la historia, su heterogeneidad, su continuidad discontinua y al convertir en meras ideologías opuestas las dos objetivaciones de la política, con su hic et nunc muy claros, incurrió en el gravísimo error de no dar continuidad a aquella obra de Pérez Jiménez que, evaluada, merecía su continuación, mejoramiento, perfeccionamiento. Sistema ferroviario, carretero, electrificación, desarrollo científico-técnico, el proyecto agropecuario, el proyecto Caracas, que en síntesis consistía en convertir a Caracas en la ciudad moderna, cosmopolita, emblemática para toda América y al resto del país con una infraestructura que hiciese real el desarrollo económico, con clara fundamentación científica y técnica. Cualquier arquitecto, ingeniero responsable y ético en el ejercicio de su trabajo, dará testimonio a esta afirmación. Baste recordar a ilustres venezolanos como C R Villanueva, Chatin, no fueron abyectos al régimen, sino creadores, hacedores del futuro en su presente. No menos mitómana, solo al parecer menos lesiva, ha sido la mitificación de nuestras fuerzas armadas, a las cuales se las vende como herederas de los ejércitos libertadores. Mayor desproporción, mayor injusticia no puede haber en este caso. Nuestras fuerzas armadas son hechura de JV Gómez y la GN de López Contreras. Lo demás es mito, para el culto de la vanidad y la soberbia. Peor aún más, ese “fundamento”, ese origen directo de los héroes, de los ejércitos libertadores, ha concedido a las fuerzas armadas un estado social y psicológico, que los hace gendarmes necesarios en muchas circunstancias y en la democracia sus garantes en armas. En pocas palabras, se las conoció superiores al ciudadano. Y en ese borrar todo, se sembró la posibilidad del otro caso, redentor, salvador, militar moralistas, HRCHF.

HRCHF entró con más audacia. Sin mas, tal vez siguiendo hábilmente a Kleber Ramirez, mas allá de cuanto éste ética y racionalmente pensaba, se montó en una división inconsistente históricamente, pero hábil en su empeño de destruir la memoria. IV barrida por la V República. No faltaron expresiones, azas pintorescas, pero que llevaban una inmensa carga connotativa. Echar las cabezas adecas a la paila, imagen con la cual anunciaba su propia inquisición. La repulsa contra los desmanes de la IV de la mayoría de los venezolanos, consideró oportuno celebrar la “ocurrencia”. La democracia representativa sustituida por la participativa (propuesta por Jefferson, con mejores intenciones, transparencia y mayores éxitos) y protagónica, (no se de donde sale este adjetivo) hasta llegar a la sustitución del capitalismo por el socialismo, dando además a estos un sentido moral, e incluso teológico: capitalismo, el mal; socialismo el bien. Y a su socialismo un engendro indefinible, en donde radica su éxito, porque siendo nada conceptualmente le permite hacer cuanto le venga en gana; total, la flexibilidad del socialismo indoamericano, originario, bolivariano, robinsoniano, zamorano, humanista, cristiano…hace del ano y los ista un samplegorio. En esa dirección se ha ideologizado el lado moral (moral sui generis, pseudo moral), satanizado o deificado la conducta de los “héroes”. Páez es traidor a Bolívar, naturalmente corrupto, mientras Zamora es un virtuoso, cuyas enseñanzas “hipotéticas” son parte del nuevo catecismo revolucionario. Los nombres de represas, carreteras, etc., unas veces recurren a valores incuestionables de nuestra historia, pero contrapuestos para negar el valor del sustituido, el valor histórico propiamente, en el caso de la autopista Rafael Caldera, en Yaracuy, se desbordó el racismo y la ignorancia, virtudes de esta “nueva historia”. Borrar de la cultura nacional y universal el nombre de Mario Briceño I es una imbecilidad.

Pero donde se ha llegado al colmo, es en el esfuerzo por estrangular la cultura, destruir la historia. Así, en lugar del día de la raza, del descubrimiento, el de la resistencia y traicionado Bolívar para quienes no somos ni indios, ni blancos, ni negros, sino una nueva cultura, una nueva tipología humana de síntesis, de simbiosis mas que de mezclas , en la que prevalecen los valores ideológicos, filosóficos, religiosos, culturales, en razón de que la cultura española, para el caso, europea en su sentido, mas general, tenía altamente codificadas sus lenguas, sus expresiones religiosas, su ciencia, su poder, todo lo cual hacia mucho mas sencilla la comunicación, la enseñanza e incluso, el conocimiento de su “opresor” y la comunicación con los otros oprimidos, de lejanas lenguas. ¿Que se busca con esto? Constituir un nuevo racismo que por desgracias bien pudiera llamarse genético. Y en ese juego macabro, no hay duda, desarrollar un sentimiento de venganza contra quienes los oprimieron, asesinaron, destruyeron, y cualquier otro verbo fácil de usar para la manipulación vulgar. Esto es mucho más riesgoso y monstruoso que el “daño” padecido. Es un esfuerzo de unir a los desdichados, a los desamparados, así reducidos por estas ideología esencialmente racistas, no por la grandeza de sus aportes, muy transubstanciados en estas latitudes con relación a las fuentes de origen, bien locales bien de África, sino en torno al odio, a la venganza, al desquite. No por la cualidad de las nuevas creaciones, que eso somos, una creación cultural nueva, e insistimos con Bolívar, ni blanca, ni negra, ni india, solo una nueva cultura. Eso somos.

PD. Ahora Bolívar es hijo de adulterio parido por una negra (¿por violación o seducción?¡ Y menos mal que HRCHF todavía no es el rey de España, porque ya habría invadido a los árabes, destruido ciudades… todo por la tontería de unos ochocientos años haciendo mas que deshaciendo en España.

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