De Karbala a Caracas
Durante la Guerra del Golfo, cuando una alianza militar internacional de muchas naciones, expulsó a Sadam Hussein del territorio de Kuwait que había invadido en 1991, el líder iraquí fue dejado en el poder, porque la comunidad internacional temió, que al desaparecer su régimen, conformado por musulmanes sunitas y organizado en forma de gobierno secular (el Estado separado de la Religión), éste fuese reemplazado por un régimen teocrático (religioso) como el existente en el vecino Irán, desde el derrocamiento del Sha Mohammed Rheza Palevi y su reemplazo por el Ayatola Jomeini, durante la Revolución Islámica de 1979.
Este temor, se basó en que la mayoría de la población de Iraq, está constituida por musulmanes shiítas, como el Ayatola
Jomeini y sus seguidores iraníes.
Al culminar la segunda guerra del golfo en abril de 2003, llamada por los estadounidenses y británicos «Operación Libertad Iraquí»; culminando esta vez con la definitiva salida del poder de Sadam Hussein, el mundo ha estado presenciando como verdaderas mareas humanas de musulmanes iraquíes shiítas, se han trasladado a la ciudad iraquí de Karbala, en un peregrinaje que estuvo prohibido durante la dictadura de Sadam Hussein; y como algunos de los líderes de esas peregrinaciones, exigen la salida de los estadounidenses de Iraq y la conformación de un nuevo gobierno basado en el Islam –la religión de los musulmanes-.
Karbala, ubicada a unos 90 kilómetros al sureste de Baghdad, es considerado el sitio religioso más sagrado de los musulmanes shiítas, porque en ese lugar, el 10 de octubre del año 680, fue asesinado durante la Batalla de Karbala, el nieto del Profeta Mahoma, Husayn Ibn Alí, considerado por los musulmanes shiítas como el legítimo heredero de Mahoma.
Su tumba, ubicada en Karbala, es hacia donde peregrinan hoy los shiítas de Irak.
Es bueno observar también, que una gran porción de los habitantes de Karbala, son de origen iraní.
No puede pasarse por alto tampoco, que quien está sepultado en Karbala, Husayn Ibn Alí, fue el hijo de la pareja formada por Fátima (hija de Mahoma) y Alí Ibn Abi Talib, el cuarto Califa del Islam, de quién los extremistas islámicos expulsados hace poco de Afghanistán, tomaron el nombre de su régimen: «Talibán» cuya palabra significa «estudiantes» ya que «Talib» es el singular: estudiante. Probablemente, la razón de que «talib» signifique «estudiante» se deba al hecho de que Alí Ibn Abi Talib, es considerado como el más meticuloso estudioso del Corán –el libro sagrado de los musulmanes- y como el responsable de haber organizado sus versos en forma cronológica.
Pero la verdadera lección a aprender aquí, es que las raíces históricas y religiosas, nunca pierden vigencia, por muy antiguas que ellas sean, y los estadounidenses y británicos se van a enfrentar a las aspiraciones shiítas, de conformar un gobierno iraquí basado en el Islam, para reemplazar al derrocado régimen secular de Sadam Hussein.
Y más importante aún, -para nosostros- es la lección que los venezolanos debemos aprender sobre el valor de nuestra historia y de nuestras religiones, las que también pretenden tener una muy importante participación, en el gobierno que se formará para reemplazar a la dictadura de Hugo Chávez en el futuro muy próximo.
Por ejemplo: El martes 22 de abril de 2003, -en Caracas, a miles de kilómetros de Karbala- el conocido periodista de Globovisión, José Domingo Blanco, tuvo como invitado en su programa Primera Página, al Dr. Américo Martín, quien es el representante de la Coordinadora Democrática, por parte «de la sociedad civil», en la Mesa de Negociación y Acuerdos que facilitada por la OEA, pretende lograr que el desgobierno chavista y la oposición democrática, se pongan de acuerdo sobre una forma pacífica, constitucional, democrática y electoral, que ponga fin a la absurda y profunda crisis política que viene sufriendo Venezuela desde hace algo más de cuatro años.
Al finalizar la entrevista, que José Domingo Blanco le hacía a Américo Martín, el primero le preguntó al segundo: «Américo, ¿Tú eres optimista?», a lo que el segundo respondió: «Yo soy optimista como decía Antonio Gramsci, un optimista por voluntad».
Vemos aquí entonces, que la historia y la religión, no sólo están profundamente vivas en Karbala, sino también en Caracas, porque… ¿Quién fue el Antonio Gramsci en quien Américo Martín se inspira hoy para continuar su lucha política contra el régimen chavista?.
Pues el líder del Partido Comunista Italiano -uno de los partidos comunistas más importantes e influyentes de toda Europa-, quien fué encarcelado en Italia por el dictador fascista Benito Mussolini, en 1926, y liberado de prisión once años más tarde por sus precarias condiciones de salud, sólo para morir en Roma ese mismo año de su liberación –1937-.
Es decir, que -guardando las distancias y significaciones históricas que existen entre los pueblos iraquí y venezolano- un
representante de la oposición venezolana se inspira en uno de los más connotado líderes de la religión marxista -porque el marxismo es; sin ninguna dida, una religión- de la misma manera que la oposición shiíta de Iraq se inspira en Husayn Ibn Alí.
Y si nos preguntamos… ¿Y quién es Américo Martín?, muchas personas podrán respondernos, que él fue uno de los miembros más activos de la juventud de Acción Democrática (AD), que obnubilados por el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, se separó de ese partido, para conformar el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que junto al Partido Comunista de Venezuela (PCV), se mantuvo alzado en armas contra los gobiernos democráticos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, en la década de 1960-1970.
Por las historias arriba relatadas, es entonces perfectamente válido preguntarse:
¿Saldrán Venezuela e Iraq de «guatemala para caer en guatepeor»?
¿Cuándo se librará Venezuela del pernicioso marxismo-leninismo que la mantiene sumida en la pobreza desde hace décadas?.