De izquierdas y derechas
El libro de Teodoro (Dos izquierdas) más allá de las posiciones que cada quién tenga al juzgarlo, le resultan o no acertadas el deslinde sobre dos izquierdas, abre un marco de discusión que le pone un parado a la pobreza en que se viene desenvolviendo la diatriba entre el gobierno y sus adversarios.
Las agudas reflexiones de Petkoff, no serán ni las primeras ni las últimas sobre el tema de izquierdas y derechas, una materia que viene arrastrando polémica desde los tiempos en que los de la Montaña en la Francia1792, se colocaron en el lado izquierdo de la Asamblea Constituyente.
Lo cierto es que ni la derecha ni la izquierda política han conseguido contenidos unívocos, continuos y relativamente estables. Dicho de otra manera, la descripción que puede caracterizar en forma general a las dos posturas, es coyuntural respondiendo a un contexto determinado de lugar y tiempo . Citemos al argentino Angel Rodríguez Kauth: “ la distinción entre derechas e izquierdas políticas es más histórica que lógica y, consecuentemente, tiene un valor nominal, un contenido cambiante, una significación ocasional, y no es una terminología hermenéutica invariable para exponer la historia de la teoría y de la praxis políticas, ni siquiera en la edad contemporánea.»
En Europa, la derecha era nacionalista hasta la II Guerra Mundial; pero poco después creó la Unión Europea, expresión máxima de la superación del Estado nacional. La izquierda laborista del estatista Premier Attlee, nada tiene de reconocible en el actual gobierno del privatista Blair.
El intento de hacer diferenciaciones con fundamento a determinadas premisas como aquella de que la izquierda se ha desarrollado sobre la emotividad, y la derecha sobre la racionalidad, es fallida al estrellarse en realidades que la desdicen por completo. El liberalismo, que fue la izquierda a mediados del siglo XIX, era una construcción teórica, desafecta del todo a la demagogia emotiva; en cambio, aquella derecha confesional de la época se sostenía en sentimientos religiosos.
Del mismo modo, nada confirma el contraste que la oposición derecha-izquierda es nodal con respecto a los valores de libertad-igualdad. La derecha contrarrevolucionaria del siglo XIX era absolutista, mientras que la izquierda era libertaria y sus consignas descansaban en la célebre trilogía.
A pesar de que muchos estudiosos sobre este tema coinciden en sus argumentos en resaltar las ambigüedades señaladas, no negamos que el uso instrumental de la terminología de derechas e izquierdas cuando evita caer en simplificaciones y descalificaciones basadas en la supremacía moral de los unos o de los otros, podría lograr la construcción de categorías politológicas válidas.
La confrontación se acerca a ser útil si se realiza empíricamente en relación a la estatalidad, más o menos Estado: ¿Ahorro público o privado?; ¿qué tipo y proporción de empresas estatales?, ¿Qué funciones y en qué medida se pueden privatizar?. ¿seguridad social de capitalización personal o colectiva?, ¿enseñanza estatal o privada? En fin.
En la medida que la derecha y la izquierda se arrimen hacia el centro abandonando ambas sus pulsiones borbónicas, el objetivo de un orden con equidad será mucho más que una distracción intelectual.