Opinión Nacional

De amarillo… ¿será que me confundí?

El líder se decoloró en sus mentiras. Ahora se viste de amarillo.

Un líder es alguien que hace que las cosas sucedan. Un líder es un ejemplo a seguir, un hombre –o mujer- capaz de ser admirado por sus acciones, por su conducta. Debe ser un modelo, pensar con criterio amplio, tener capacidad de escuchar al otro, inteligencia emocional para aceptar las críticas y fundamentalmente, integridad en sus maneras.

Un líder es quien tiene la capacidad de vender una visión, un sueño y convencer a sus seguidores de que se puede lograr, mostrando el camino para ese logro y compartiendo los sacrificios que se requieren para lograr ese sueño.

Un verdadero líder tiene una posición ante la vida, una única posición que no se acomoda para el logro de sus intereses particulares. Un verdadero y genuino líder no miente con descaro ante sus seguidores. Nuestro “líder” acaba de cambiar su postura y lo dice a calzón quitado, para conquistar los votos de la clase media. Ese cambio repentino de imagen, de acción y de “pensamiento” sólo persigue mejorar una posición electoral, que ya no levanta.

Tarde descubrió que llamar socialista a toda aventura del gobierno es condenar la palabra a una asociación perfecta con el desastre, la anarquía y el fracaso. Una arepera socialista, no puede terminar en algo diferente a fracaso. Ahora el líder que pidió que todo se llamare socialista, pide a sus seguidores que dejen de hacerlo.

Chávez cometió grandes pecados comunicacionales: la asociación con el color rojo a mansalva, en las cosas más inverosímiles. Un color que traduce ansiedad, peligro y agresividad. La conexión de su proyecto con la muerte. La evocación del comunismo –disfrazándolo de socialismo- para poder penetrar nuestras estructuras ideológicas. Lo ha intentado de múltiples formas, desde la distribución de libros hasta la inyección ideológica a través de la cantidad de medios audiovisuales en la que están presentes, pasando por los delegados laborales que deberían velar por la seguridad y la salud, hasta los estudiantes de las universidades que maneja el estado. También la identificación cerrada con  líderes y unos proyectos fracasados como lo son el cubano, el iraní y el boliviano.  Nadie quiere parecerse a los perdedores.

Así estarán esos números electorales, que impone un giro a su actuación. No quiero pensar que el suero cubano, estaba piche y una especie de trastocación de su realidad ha hecho que Chávez caiga en cuenta de que el camino de su revolución es el camino del fracaso. Nos engañó aquel día de las elecciones con un discurso conmovedor lleno de inclusión y buenas intenciones, pero no podrá engañarnos después de una docena de años de  mostrarnos su verdadera intención y su manera poco profesional de manejar nuestros problemas.

Si te vestiste de amarillo pa´ que no te conociera, te equivocaste de largo a largo. A este pueblo ya no lo engañas más. Viva Venezuela libre.

                                                                    

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