Opinión Nacional

Dame vida, Señor…

Impresionante. Eso fue en medio de un baño de lágrimas. Justo cuando faltan pocos días para que se cumplan 10 años de otra de las grandes batallas épicas de micomadantepresidente, viene el héroe del Olimpo a llorar en cadena, delante de todo el mundo. Para muchos fue otro acto de teatro de un hombre que de tanta mentira que ha metido, casi nadie le cree nada. Es que ni siquiera le creen que esté enfermo. Pueden verlo hinchado o absolutamente demacrado. Pueden verlo cojear o en silla de ruedas. Pueden verlo verde o con pelotas debajo de los ojos. No le creen. Es verdad que es parte de la polarización, pero tampoco es para tanto. Ni siquiera, a estas alturas, es digno de creerle. Ni que llore en cadena. 

Pero eso no es lo importante. Cada quién sabrá, incluso el propio Chávez. Si está enfermo o no, sin quitarle la importancia que en sí tiene y lo que puede significar para el país, no parece ser un tema más crucial que muchos otros que afectan actualmente a los venezolanos y que se proyectan en términos de bomba atómica para el futuro de todos, especialmente los más jóvenes.

¿Para qué quiere más vida micomandante? ¿Para qué suplica a un Dios que hasta hace poco ponía en duda hasta su existencia? Nadie quiere morir, es verdad, pero inevitablemente ocurrirá. Aunque el propio jefe de la revolución mundial dio una clave: dame más vida, todavía tengo muchas cosas por hacer.

Como por ejemplo: terminar el gasoducto del Sur, construir el ferrocarril Caracas-Buenos Aires. Levantar el complejo turístico Los Caracas, ejecutar el verdadero rescate de Vargas. Crear el bolívar fuertísimo sustituto del bolívar fuerte. Apoyar a Pastor Maldonado a realazo limpio hasta que gane una carrerita, bañarse en el río Guaire, concluir la construcción del Parque La Carlota y la Universidad Bolivariana en Miraflores. Se hace necesario llevar a Pdvsa hasta la quiebra total, meterle 90 mil millones más de deuda y explotar unas 50 veces más las refinerías. Hay que expropiar, confiscar o robarse unas 500 empresas más, especialmente las más productivas y rentables para volverlas leña tipo Agroisleña en menos de un año. Hay que dinamitar los pocos empleos de calidad que quedan para imponer los trabajitos vía cooperativas, consejos comunales o bajo contrato sin prestaciones. Debe sacarle la plata a los trabajadores de sus prestaciones sociales para meterlas en un fondo que, no lo duden, se lo rasparán los chavistas como hicieron con el Fondo de Pensiones de PDVSA. Se impone terminar de masacrar el sistema jurídico venezolano y desarmar completamente la institucionalidad en el país. Falta poquito, pero falta todavía para dejar sin luz, realmente sin luz, a toda la nación. Falta entregarles a los cubanos el BCV y la banca. Se impone inventar algunos otros juicios para renovar los presos políticos. Todavía queda platica qué raspar. Falta confiscar gran parte de las haciendas productivas que quedan. Es muy importante seguir comprando armas a los rusos y gastando plata en relaciones públicas políticas con otros países.

Dame más vida. Ahora es cuando falta por hacer.

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