Opinión Nacional

¡Cuida tu vida!

Mucho se le ha dedicado en estos espacios a temas de carácter político y económico que de alguna manera interesan a determinados sectores de la sociedad. En mi caso particular escudriño de vez en cuando la conducta de funcionarios e instituciones así como sus acciones para encontrar de algún modo posibles soluciones; pero hoy faltaría al llamado urgente de mi conciencia si dejara de lado opinar sobre una verdadera calamidad publica que consume y traumatiza a un cada vez mas creciente numero de familias venezolanas. Me refiero concretamente al incremento veloz y preocupante de muertes y lesiones graves por accidentes de transito que prácticamente acaban con la felicidad de tantos hogares en el país. No creo menester atormentarlos con las espeluznantes cifras que día a día, año tras año y en especial en periodos festivos como los días santos aparecen reflejados en las macabras estadísticas oficiales. Es tal vez mas relevante adentrarnos en sus causas para aminorar progresivamente sus dolorosos efectos y para ello hemos de analizar dos aspectos: el primero, es sin duda el determinante papel del estado en regular o vigilar según sea el caso lo relativo al buen estado de las vías, a una señalización efectiva e iluminación adecuada, a controles mas rígidos del parque automotor en cuanto al estado de funcionamiento y limites de vehículos particulares, de carga o de transporte de pasajeros, tanto públicos como privados que en los últimos años ha dejado mucho que desear y las inversiones en esta materia contrastan evidentemente con las necesidades mas apremiantes. El segundo aspecto y sin duda el mas importante es la cultura o el comportamiento de los usuarios de esta actividad bien sea como conductores, pasajeros o peatones debiendo tener muy claro que nadie nos cuidará o protegerá tanto como nosotros mismos y es por ello el llamado de atención, pues ante la ausencia de la autoridad y el abandono palpable de la infraestructura vial, debemos agudizar nuestros sentidos, así como duplicar la prudencia y precaución que permitan evitar una tragedia y sus lamentables consecuencias. Hay ingredientes comunes que se repiten en la mayoría de los hechos trágicos que parecieran no impresionar a los usuarios tales como el exagerado consumo de alcohol al manejar, el exceso de velocidad que la mayor de las veces supera la mucha o poco destreza del conductor y la inobservancia casi absoluta de las normas y señales de tránsito, amen de no usar el cinturón de seguridad, las luces de cruce o los espejos retrovisores por solo mencionar algunas. Esta reflexión va dirigida fundamentalmente a quienes se trasforman al frente del volante en una mortal metamorfosis que los convierte en asesinos ambulantes que a fin de cuentas, en caso de un desenlace fatal ellos se van dejando en la familia una profunda herida que nunca se cura y siempre duele. Si usted se considera un virtuoso del volante a quien nunca le pasará nada por mas abuso que intente, le recomiendo entonces dedicarse responsablemente al deporte de la competición automovilística a ver si comparte el podio con predestinados en este difícil oficio como la bella Milka Duno o los talentosos jóvenes Ernesto Viso, Pastor Maldonado o Rodolfo González entre otros y así nos cuidamos todos y tú amigo mío definitivamente: CUIDAS TU VIDA que es lo mas importante.

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