Cuando nadie me ve
Cuando nadie me ve
puedo ser o no ser
cuando nadie me ve
pongo el mundo del revés
cuando nadie me ve
no me limita la piel
cuando nadie me ve
puedo ser o no ser
cuando nadie me ve
Alejandro Sanz
Yo, tú, él, ella, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos, ellas. Todos. Todos vivimos en un país donde si al gobierno se le pega la gana vetar a un artista, lo hace sin que le quede nada por dentro, y sin que haya a quién recurrir para luchar contra el más atrabiliaria absurdo.
Todos vivimos en un país donde si al gobierno se le pega la gana nos mete en un zaperoco de quinto patio con una compañía, al decidir atrabiliariamente que lo que dice un contrato poco importa.
Todos vivimos en un país donde el Presidente cree que sus ministros no son más que cortesanos de poca monta.
Todos vivimos en un país donde el Alcalde Mayor de la ciudad capital decide arbitrariamente pasarle competencias al ejecutivo nacional, violando leyes, sin que le duelen los callos.
Todos vivimos en un país donde el Ministro de Interior y Justicia tiene el tupé de decir que la “Policía Metropolitana es para aquellos que no pueden pagar seguridad privada».
Todos vivimos en un país donde si bien el gobierno dice que tiene bajo control total a la inflación, resulta que el aumento de la canasta alimentaria fue de 4,1% durante el mes de enero. Una zoquetada, pues.
Otra vez, a Alejandro Sanz le impidieron venir. La satrapía hizo de las suyas, y le cerró las fronteras. Alejandro Sanz ha sido proscrito por el régimen y calificado de “persona non grata”. Pero él no calla, él canta, canta en tiempos de cólera. Y allá en tierras de Costa Rica con estos versos entonados le habló a Venezuela:
No le permitieron cantar en Venezuela. Pero su voz vuela por los aires, y nos llega suave y nítida. Quieren que el jilguero no cante, que los gorriones callen, que el trino del ruiseñor se ahogue. Pero, ¿se puede callar la verdad que vuela libertaria entre las nubes? Acaso no entienden que el oficio de cantores no encuentra murallas cuando la verdad está hospedada en sus versos. No vino Sanz a cantarnos este 14 de febrero. No lo dejaron. Un gobierno indigno cree que prohibiendo verlo en las tablas dejaremos de escuchar su voz, su verdad, su canto. Pero Alejandro canta, canta aunque los tiempos sean de cólera en un país donde el hastío carcome la paciencia. En las calles, en las plazas y las aceras. En los pasillos de las universidades y en los patios de las lavanderas; en las trastiendas de las cocinas y en las colas de los autobuses, la gente tararea las canciones de Alejandro Sanz.
No entiende este gobiernito apolillado que la gente, sí, la gente de a pie, la que se cala las colas en los mercados y la carestía y el desabastecimiento y la falta de programas serios de seguridad y la explotadera de niples y las rayadera de paredes y los hospitales en el dolor y las escuelas sin pupitres y las viviendas que no se construyen y la matraca para sacar cualquier documento oficial y la impertinencia de un gobierno que se mete en todo y no ayuda en nada y los gritos de un presidente que no sabe sino incordiar e insultar, esa gente está cada día está más harta, más aburrida. Está harta de ser un cero a la izquierda para el gobierno. Y esa gente le dice al gobierno que entienda que como escribió el gran Buesa, “… Se deja de querer, y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel; o escribir en la arena la fecha de mañana y que el mar se la lleve con el nombre de ayer…”.
Miles de vallas en el país dicen “Por ahora”. Y sí, es verdad, hay que calárselo, por ahora…
Concejal El Hatillo – Un Nuevo Tiempo