Crisis y cambio

Después de 15 años de gobierno con el más alto ingreso petrolero sostenido en la historia del país, Venezuela atraviesa por una aguda crisis socioeconómica, con la inflación más alta y galopante del continente (50%), desabastecimiento generalizado, en particular de productos de la dieta básica, infraestructura y servicios públicos “desastrados” y PDVSA, la gallina de los huevos de oro, endeudada y carcomida por la ineficiencia y la corrupción, ha reducido considerablemente la producción petrolera. Las reservas del país en el suelo, la moneda devaluándose aceleradamente, empobreciendo brutalmente a todos los venezolanos. El ridículamente llamado bolívar “fuerte” debería cambiar de nombre como un desagravio al Libertador. Tenemos un país gravemente endeudado, desangrado por el contrabando, particularmente de gasolina, medicinas y oro y peligrosamente penetrado por el narcotráfico. Frente a este escenario que se refleja en una creciente ola de manifestaciones de protesta y una relevante baja en el apoyo popular al régimen en las encuestas de opinión, el gobierno de Maduro ha reaccionado anunciando una ampliación de los controles de precios a todos los productos y amenazando con confiscación y cárcel a los empresarios que “especulen”. Octavio Paz decía que la ceguera biológica impide ver y que la ceguera ideológica impide pensar. Pero en Venezuela el gobierno no sólo padece de ceguera ideológica sino también de una crasa ignorancia y de una solemne estupidez. Santayana afirmaba que los que desconocen la historia están condenados a repetirla, efectivamente el gobierno de Maduro parece no estar enterado de que el modelo económico que implementa fracasó estruendosamente en la Unión Soviética y sus satélites de Europa Oriental. Escasez, mercado negro, devaluación, contrabando y corrupción fueron características típicas del colectivismo comunista que colapsó entre 1989 y 1991. Pero quizás los pocos en el gobierno que algo conocían de historia creyeron que el ingreso petrolero era suficiente para que el modelo funcionara. Aquí se demuestra que la estupidez es infinita, como decían Einstein y Konrad Adenauer. Alemania en 1945 estaba totalmente destruida. En la Alemania oriental comunista quedó la Prusia protestante, la parte considerada más eficiente trabajadora y productiva, cuyos habitantes miraban de “arriba hacia abajo” a los pobladores católicos tomadores de cerveza de Bavaria y tomadores de vino de la Renania, que formaron la gran mayoría de la Alemania occidental que adoptó el modelo de la economía social de mercado. 45 años después mientras la Alemania occidental era la tercera economía del mundo la Alemania comunista era un colapsado fracaso que tuvo que ser rescatado, a costos altísimos, por los alemanes occidentales. Las gallinetas de vuelo rasante que nos gobiernan creyeron que estaban en capacidad de hacer funcionar un sistema que ni siquiera la eficiencia y la disciplina prusiana lograron sostener. La realidad muestra sin demostrar.

El 8 de diciembre los venezolanos debemos masivamente indicar claramente el camino del cambio votando por los candidatos de la Unidad. La abstención es castrante y profundamente estúpida, le haría el juego al G2 cubano, igual que los candidatos de “oposición” fuera de la Unidad: ingenuos, ilusos, imbéciles y/o vendidos. Lo local es secundario en estas elecciones municipales. Del 37% del 2006, la alternativa democrática logró el 50% de los votos en abril, a pesar del CNE parcializado, las amenazas y las trampas del régimen. Demostrar que la oposición es mayoría en el voto popular es fundamental para fortalecer y acelerar el proceso inevitable de cambio. Cambio en la opinión, cambio en los planes de las personas que integran las instituciones, cambio en el modelo y cambio en el gobierno.

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