Opinión Nacional

Crisis energética y guerra nuclear

Pareciera un contrasentido que en medio de una crisis energética asomara la posibilidad de una guerra nuclear. Sin embargo, no existe desproporción alguna. El derrumbe del sistema de generación eléctrica en Venezuela no es sólo producto de la improvisación ni de la incompetencia. Igual que asalto al parque industrial, a la producción agropecuaria y a la cadena de comercialización, diseñado para igualarnos en la policarencia e imponer la Cartilla de Racionamiento, el desastre energético se concatena con la alianza Chávez-Ahmanideyad, según diseño de los hermanos Castro.

La emergencia del Bellaco en Jefe que nos desgobierna, cambió las reglas del juego político desde el acto de juramentación. Dejamos de ser adversarios para trastocarnos en enemigos. Así lo impuso, con vocinglería cargada de odio envuelta en seda demagógica. Por naturaleza y formación inclinado al totalitarismo y respaldado por el fervor popular, que vio en él la posibilidad de ascender un peldaño más en la escala socioeconómica, convocó una Asamblea Constituyente y detonaron los primeros tacos de dinamita en las bases de la democracia liberal y representativa.

En el camino, con cargo a una chequera preñada de petropdólares, cabalgando sobre la deshonestidad cómplice de gobernantes de pueblos menesterosos y un antiimperialismo de opereta, creó el ALBA y ató, en nudo becerrero, la alianza con Irán. Sobrevinieron acuerdos hasta para enseñar a comer sin cubiertos, entre los cuales no podían faltar los de ayuda militar. Y “ahí está el detalle”, según Cantinflas.

Venezuela tiene una posición geográfica-estratégica privilegiada de cara al Mar Caribe. El fanatismo islámico, en el cual se inscriben los gobernantes de Irán, mantiene un contencioso bélico contra la cultura occidental. Entonces, ¿por qué no conjugar el “antiimperialismo” de un gobernante ignaro con el propósito de causar daño a occidente, a USA en particular? Si subrepticiamente nos vende URANIO, ¿por qué no venderle la idea de construir allí silos para lanzamiento de misiles con ojivas nucleares?

El Bellaco en Jefe, necesita una guerra, como el sediento una palangana de agua. Hasta hoy, todo indica que debe perder las elecciones de la Asamblea Nacional y el poder omnímodo. Piensa que una guerra, contra quien sea, cohesionará en torno suyo la voluntad de la nación. De allí la pendencia internacional. El ordenar desplazamiento de batallones de tanques para la frontera con Colombia; el reto a USA y a Holanda, más la advertencia a Francia dejando flotar la posibilidad de que nos caigamos a tiros. Pero no habrá guerra. Las potencias democráticas le pararían el trote a la diabólica alianza. Se trata de un cotarro electoral. Pero siembra el desasosiego interno y la desconfianza internacional. Podría aplazar sine die el acto electoral.

Sabe que de ser derrotado, como se barrunta que en efecto lo será, se romperá la alianza belicista iraniovenezolana, que ALBA se escribirá con minúsculas y tendrá que elegir para vivir de favor entre Cuba o Irán.

Zelaya es nítido espejo que refleja el destino asignado a los oficiantes del Socialismo del Siglo XXI. Pero hay más, los gobernantes que antes lo adularon tenderán sus miradas hacia ¿la derecha? ¡Valla usted a saber!

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