Opinión Nacional

Corrupción venal y sistémica

La corrupción como decadencia

El concepto inicial de corrupción se deriva de una analogía entre la sociedad y los organismos. Los organismos naturales tienen un proceso de crecimiento, madurez y decaimiento: la corrupción. De acuerdo a (%=Link(«http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=64″,»Aristóteles»)%), y desarrollado por Polibio, la corrupción política se refiere al proceso de decadencia de un sistema de gobierno que en su forma “pura” funciona razonablemente bien. Las formas puras se pueden corromper, la monarquía en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia en el gobierno del tumulto. Durante el iluminismo y el surgimiento de la democracia europea, la preocupación central era similar: la posibilidad de que el poder político del rey pudiese “corromper” la sociedad. De allí la importancia que se otorga a la separación de los poderes, siendo este uno de los aspectos claves de defender la sociedad del proceso degenerativo que representa la concentración del poder en la cabeza del rey.

Corrupción venal

En el siglo pasado, el problema y el concepto de la corrupción cambiaron, al menos en el mundo desarrollado. El problema, y la concepción de corrupción más utilizada se refiere a la relación entre los agentes económicos privados y los funcionarios gubernamentales: los agentes económicos privados, o los negocios, corrompen la política en búsqueda de beneficios.

Se supone que la corrupción afecta en forma negativa al crecimiento, lo cual estaría respaldado por desarrollos teóricos y tendría alguna evidencia empírica, aunque parecen existir casos contradictorios. Sin embargo, la mayoría de estos análisis, de cierta sofisticación técnica (ver, por ejemplo, “Política Monetaria para Países en Desarrollo. El Rol de la Corrupción”, Huang y Wei, 2003), se realizan basándose en el concepto de corrupción moderno, la corrupción de funcionarios gubernamentales por los negocios, el tipo de corrupción que la literatura conoce como “venal”.

Corrupción sistémica

Al respecto, el problema de Venezuela, y de muchos países poco desarrollados, es que este concepto de corrupción puede ser limitado para el problema que enfrentan. La situación puede ser mucho más grave. El carácter de la corrupción estaría más cercano a la preocupación de los clásicos (la corrupción como decadencia de un sistema) y de los teóricos del iluminismo, lo que hoy en día se conoce como corrupción “sistémica”, cuya expresión más negativa sería la “cleptocracia”.

Un trabajo reciente de Wallis (“El Concepto de Corrupción Sistémica en la Historia Económica y Política de América”, 2004) hace una distinción fuerte entre la “corrupción venal” y la “corrupción sistémica”, recalcando los graves peligros que representa la segunda modalidad. Indica,

“La corrupción sistémica es una idea. También es una forma concreta de comportamiento político. En los gobiernos plagados de corrupción sistémica, los agentes políticos deliberadamente crean ‘rentas’ económicas otorgando privilegios económicos de manera selectiva. Estas ‘rentas’ atan los recipientes de las mismas a los políticos que las crean.”

Más adelante continua,

“La corrupción sistémica utiliza las ‘rentas’ económicas creada por la limitación a la entrada en los mercados y los privilegios económicos para controlar el sistema político. Los intereses políticos corrompen al sistema económico para obtener ganancias políticas: las políticas corrompen la economía. En contraste la corrupción venal denota la concepción moderna de corrupción: la búsqueda de intereses económicos privados a través del proceso político. La corrupción venal ocurre cuando la economía corrompe la política. En términos de bienestar social y crecimiento, la corrupción venal es un problema mucho menor al de la corrupción sistémica. Los esquemas de gobiernos plagados de corrupción sistémica están básicamente incapacitados para promover el desarrollo. No se trata de gobiernos en búsqueda de ‘rentas’ económicas, son gobiernos creadores de ‘rentas’. La misma existencia de estos gobiernos depende de limitar la entrada a los mercados y acceso a los recursos, para crear ‘rentas’ que unifiquen los intereses de la coalición gobernante. Parece que hoy en día muchos países poco desarrollados sufren de corrupción sistémica.”

Según Wallis la separación de los poderes actúa como antídoto contra la corrupción,

“El concepto del gobierno con balances se remonta en la filosofía política occidental a Aristóteles. El problema de la corrupción estaba claramente asociado al de la existencia de un balance constitutivo y una cambiante distribución de poderes dentro del estado. La naturaleza de estos dos problemas, el gobierno con balances y la corrupción, evolucionaron conjuntamente hasta que, alrededor de 1780, la corrupción se transformó en sinónimo al fracaso de mantener el balance en la estructura constitutiva de gobierno.”

La estructura institucional venezolana es proclive a la corrupción por la importancia del sector petrolero, las ‘rentas’ que internacionalmente se crean alrededor del petróleo y el control político de las mismas por parte del gobierno. Sí ha esto se agrega la evolución del “organismo” político hacia un esquema donde se concentran los poderes y se desvirtúa la separación de los mismos, minimizándose la transparencia y la rendición de cuentas- antídotos contra la corrupción – cum la violencia con la cual ha aumentado el gasto público y la disminución de su eficacia; todo ello parece indicar que en estos seis años la corrupción se ha afianzado, amplificando su efecto negativo.

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