Opinión Nacional

Continuismo

En el Diccionario de Historia de Venezuela, publicado por la Fundación Polar, leemos: “Se entiende por continuismo, en el lenguaje político venezolano, la aspiración a continuar o la efectiva continuación en el poder de un individuo, bien sea directamente o por personas interpuestas, violando la Constitución y las leyes o utilizando medios fraudulentos para modificarlas. Por lo general, la palabra “continuismo” expresa la actitud de no permitir la alternabilidad en el desempeño de un cargo..” Recordemos a este respecto que el artículo 6 de la Constitución de 1999 nos dice que “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.” La conducta del actual gobierno chavista ciertamente no es ni alternativa, ni pluralista, ni descentralizada y muy poco democrática, participativa y responsable. Mi buen amigo Eduardo Fernández ha insistido que este régimen no tiene nada del siglo XXI y casi todo del XIX. Efectivamente, es un régimen caudillista, militarista, centralista, autoritario y ahora continuista. Prácticamente durante todo el Siglo XIX tuvimos en el poder a caudillos militares continuistas y el caso más largo (27 años) de continuismo, en nuestra historia, fue el de Juan Vicente Gómez, entre 1908 y 1935, pero recordemos que, como dijo, Mariano Picón Salas, el siglo XIX, en Venezuela sólo terminó con la muerte del General Gómez. Sin embargo, en el Siglo XX, tuvimos también el caso, finalmente frustrado, de Marcos Pérez Jiménez, quien a través del ilegítimo plebiscito de 1957 trató de continuar en el poder. El lema de la Revolución Mexicana fue:” Sufragio efectivo, no reelección”, precisamente para evitar la repetición de un continuismo, como el de Porfirio Díaz, que duró 34 años, de 1876 a 1910. En la misma democracia norteamericana, después de las tres reelecciones consecutivas de Franklin Delano Roosevelt, se enmendó la Constitución para permitir la reelección inmediata por una sola vez. La alternabilidad es un principio democrático fundamental en los sistemas presidencialistas, donde la jefatura del Estado y la del Gobierno residen en la misma persona, y por tanto hay una mucho mayor concentración del poder real y simbólico en esa persona que en los sistemas parlamentarios, que prevalecen en Europa, donde el Poder Ejecutivo se divide entre un Jefe del Estado y un Jefe del Gobierno y además el legislativo tiene mucho más poder que en los sistemas presidencialistas. En América Latina, dada nuestra escasa y todavía débil cultura política democrática, el continuismo ha sido la “puerta” de la dictadura. Por eso decía Bolívar, en el Discurso de Angostura que : “ La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos .. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente” Chávez adolece, evidente mente, de lo que los romanos llamaban la “concupiscentia dominandi”, una concupiscencia patológica por el poder. Lo grave es que además tiene una también evidente vocación totalitaria, de clara estirpe comunista. Ni continuismo, ni comunismo. ¡Viva la libertad!

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