Consumatum Est. Comencemos de nuevo
A mi terapeuta y a nadie mas, para evitarle riesgos y evitarme estigmas de ultratumba.
Soy de un pueblo cuyo nombre, Cuicas, es el máximo de una cultura ida que borrosamente se guarda en algunas memorias por la calidad de sus expresiones culturales tanto en el arte cuanto en la ciencia, las técnicas y obras magistrales plagiadas por el Kama Tsutra. No se como ese pueblo se llenó de inmigrantes, italianos los más. Algunos franceses, pero, y no faltó un vasco que, allí por causas que no se pero que ellos llevan a cuestas, llegó a esconderse. Mas, algo maravilloso pasó en aquellas eras, la de mayor sorpresa que los indios que vinieron primero o que allí estaban y eran dueños de sus cielos y tierras, se esfumaron así como así, como si nada y sin motivos que pudieran dar excusas a la razón para explicarlo ni porqués de naturaleza alguna que pudiera iluminar la comprensión del hecho y sin que nadie se fijara en ellos se fueron, no amanecieron mas y no se vieron mas. Una inmensa mujer historiadora de Eros, de sexos y de anhelos, cautivados en las cimas para emprender el vuelo, dijo años mas tarde, se fueron, no se exactamente el énfasis pero insistía, se fueron porque nadie los vio mas y uno no existe si no nos ven, cuando no nos ven mas es porque estamos muertos porque también somos lo que vemos. El que a uno lo vean es la condición primera para saber que existimos y se reconozca nuestra presencia. Y terminaba grave sus sentencias, quien se esconde en la noche del silencio bajo la obscuridad de la prudencia no deja huellas, solo sombras deja. Jamás supo qué es vivir, ni vivió nunca. Así habló Petra, a quien dediqué luego un poema a ella y a cada una de las Petra buenas y auténticas como ella y a quienes la vida me ubicó bien cerca. El maestro Juan Sampayo en un breve poema sinfónico da cuenta de ella.
Aquellos inmigrantes nada nuevo trajeron solo ellos vinieron, fue así como por la cercanía de Carora se asimilaron sin más perder su tiempo. Borraron para siempre los lugares de donde procedieron y su única nostalgia fue, nunca por lo que hicieron o dejaron de hacer, sino por cuanto no habían hecho por miedos. Fue así como entonces se sumergieron en las costumbres y cultura de los caroreños, pueblo en donde la ficción es verdad, donde los sueños son verdaderos y nadie osaría dudar de ellos, donde se vive sin amarguras de existencia y sin tormentosas preguntas sobre el origen, el destino, los enigmas, el big bang, los ardides de Eva para con Adán ser como dioses y esas cosas que tan buenas son o tan funestas son según sus consecuencias. Así pues, los que en Cuicas nacimos nos habituamos desde muy niños y desde siempre hasta llegar a viejos, a ver a un ser muy familiar, con el que compartíamos y jugábamos al escondite y al desciframiento, que venía de Carora, “era un muerto sin cabeza sin pantalón ni camisa…con las manos en el bolsillo y una macabra sonrisa…” tan maravillosa eran esas visiones que terminaron por cantarse y contarse en las escuelas y en cada casa se rezaba el rosario con el muerto por el descanso de las otras almas bien amadas y amates y complejas, que permanecían aun en pena, en el limbo donde luchan por dejar la tierra, y liberar los pasos de quienes se esculpieron en su alma y bordes de su sexo, seres buenos son, pero sin méritos para alcanzar el cielo, mas con obras tan buenas para no ir al infierno. ¿Testimonios? Todos. Usted puede indagar en esos pueblos y todos y cada quien le dirá la verdad. Años después, Carota Ñema y Tajá, un conjunto genial, hizo música esa historia para que fuera mas bella y mas verdad.
En eso andaba porque tuve la dicha en estos días de encontrarme con una de esas almas en pena que exigía dialogara con ella sobre la vida y el amor, la salvación y del camino que requería de luz para llegar al alto cielo, y sin respuestas y con algunos miedos, fui por ello a conversar con diversos amigos, diversidad de oficios, piaches, psicólogos, rezanderos, sacerdotes y uno en especial, el reverendo Párroco de la Basílica quien por la grandeza y el amor de su entrega a Dios, podría con su oración complacer el alma que reclamaba de su mano buena. Todo allí quedó claro, como son perfectos los milagros, nadie tiene razón para explicarlos. Pero, como si estuviese marcado por otro sino, no lejos al salir casi me tropecé con otra realidad. La cosa huele mal, no esa hedentina de la sucia ciudad, sino de una peor que aquella que en los tiempos de ayer olía mal en Dinamarca. De sopetón vi a Chávez. La diferencia del buen muerto que con nosotros jugaba en La Montaña del dios Parajà, inexistente hoy, lo corrió el miedo a un solo Dios verdadero, o nos buscábamos escondidos en cafetales y en el Cacao, o se bañaba en el pozo mas puro de los pozos de nombre mas sacrílego que en el mundo fuera, La Paila del Diablo, antónimo de su verdad bien verdadera, esa tal paila era el nicho de amores sumergidos en sus aguas para que se cubrieran de pureza. La quebrada se llevaba los siniestros pecados de las embusteras.
Era el presidente Chávez en persona que lo veía como está hoy y como es siempre, pues, he estado entre los pocos que tuvo ojos para saber quien era, qué es. Confieso que esta vez tuve más miedo. Tenía cabeza, camisa, corbata, pantalones… tenia todo cuanto el amigo de nuestra niñez, que embrujaba de poemas los campos de Carora hasta llega a Cuicas, le faltaba. Indagar bajo el miedo no es posible, se nubla la razón y lo consume el pánico, pero siempre Dios está tan cerca cuando lo buscamos con la verdad en la mano y en el alma la fe, clamé su auxilio y desde el alto de la Basílica pude escuchar cuanto a renglón seguida traduzco y bien escribo: “el poderoso siempre tiene una celestina que le propicia sombras para la realización de su concupiscencia y su lujuria y donde con placer inmola a quien lo adora en procura de complacer al rey de las tinieblas. En esa relación no hay inocencia. El que paga y quien cobra, la que se da o quien la recibe, todos por igual provocan la ira de Dios y su inexorable e inflexible condena. La justicia de Dios tarda pero llega”.
Ah Dios, escucho tu voz que opaca al trueno y hace pálida la luz del mayor rayo que dan vida a la tormenta y hacen temblar los cielos y escalofríos a los mas duros suelos. Sí. Allí está Hugo Rafael, escoltado por los mercaderes de su inconclusa iglesia sin paredes ni templos, como hienas se encuentran esperando el suceso. Da lo mismo si vuelve sano o si lo traen de otro modo sobrevenido o quien sabe, si bien prevenido o mal llegado. Es de Dios saber qué quedará más lejos según el futuro del ayer nacido. No se trata de la vida terrenal vivida o si del paso a la vida sin fronteras que, junto a Dios, se espera si méritos hizo el hombre para ascender a ella. Es cosa bien distinta, son las aberraciones del Poder que su juego se imponen, que hace de la mentira su mejor y el más recurrido de sus medios. Chávez si vivo o muerto, no es el cuento ni el tema. Una inmensa mentira manejada con probidad satánica es la forma de manosear la tragedia de Chávez. La AN, el TSJ, el PSUV. Y un largo etcétera. El esfuerzo consiste no en que viva, sino que se haga omnipresente, eterno, vivo en cada quien que lo ame, estima, quiera y que se anide y en adelante su vida sea la vida en cada quien convertido en poseso, bajo el ser de su Ídolo, y para eso, quizá sería mejor que se muriera, tal la forma mejor de manejar la vida quien del mal se alimenta, y encuentra su inversión y su renta en el de engañar la buena fe de la gente buena.
Los discursos que la razón habría de imponer dejan paso a todo cuanto el corazón querría que ocurra y sus latidos de esperanza se aceleran. Las palabras de la verdad se alejan. Un ex obispo ex presidente que en sus intimidades reitera las conquistas de su bragueta y se cuenta y recuenta que las cosas mas bellas de la vida las ha pasado al lado de una dama, narcicismo esencial de cada quien que a la mujer condena a simple cosa de inventarios, camándula en mano, en pose de ungido, reitera, Chávez ¿quien dice que no está? Ahí esta en cada quien aquí reunido, en cada sonrisa, en cada gesto de cada quien presente y los que están bien lejos, Chávez vive en ellos y seguirá mas allá de ellos y mas allá del tiempo y de su muerte. Un Tupamaro ateo se mutó en místico sacerdote para la reafirmación del divino líder que si bien mañana no estuviera se quedará por siempre en cada quien por ser de cada quien su corazón y su conciencia. Lo demás fue lo mismo, cada quien bien pagado hizo loas no por Hugo, sino para garantizarse de ese modo la jugosa dieta, que digo, pensión, que digo, millones en proporción directa a la adulancia, la oblación, la hipocresía, la sumisión al absurdo y la complicidad de la lujuria que colma sus entrañas y borra la consciencia.
Yo habría querido Hugo que no mueras, por ahora, digo, ya nos tocará, sin acercarme y menos participar del coro de quienes cobran por hacerte eterno, empezando en este tiempo, que es tu era. Pero, Hugo, la cuestión para mi es mas compleja, yo no se que pasará contigo, solo se que antes de morir ya carecías de vida verdadera. Por cosas muy sencillas, tú pudiste vivir si en obras buenas se midieran tus triunfos para todos lo tiempos. Si de la Paz hubieses construido un tempo. Si de la Honradez un monumento. Si de la palabra un poema. Hombre exitoso has sido. ¿Quien lo duda? Dinero, poder, fama… y mas, y tienes, cosa buena por sincera, el mérito de no hacerte el emboscado para ocultar así las aberraciones mas siniestras, eres mejor que esos que en la obscuridad de la prudencia sus pecados convierten en virtudes que bien pagan para alcanzar el elogio de los bien comprados o bien confiadas según las circunstancias, tú en cambio vociferas sin importarte nada la verdad ni asomo de vergüenza la mentira, pero y no a pesar de ello sino por eso, tu vivirás un tiempo más en la memoria de la gente buena. De quienes por amor y casi nada mas en ti creyeron, te asumieron salvador y mesías, mas no será tan largo el tiempo como esperas o los mercaderes de tu templo labran, quedarás solo como quedan los ídolos que si grandes se transforman en mitos. No se si lograrás esa hazaña, que es el deseo expreso de Maduro, amarte, obedecerte, serte fiel de aquí hasta el mas allá de la vida y de la muerte. Tu, Hugo, fuiste el hombre que pudo ser y nada fue que efímero no fuera. Allí esta tu tragedia pero por ser quien eres y quien somos a todos nos afecta.
Yo quiero que tú vuelvas, que regreses, que mires a los rostros de las gentes, sin dejar uno fuera sin importar su status y tantas cosas de esas que hacen gente a la gente o miserables hace. Quiero que el Maestro Abreu y Dudamel y la Orquesta Simón Bolívar y los coros y los tenores, sopranos, barítonos, contraltos, mezzosopranos… y todos, todos y los presidentes y jefes de gobierno te acompañen para tu deleite y goce de tu alma, y con genial brillantez se ejecute la Novena Sinfonía, el Aleluya y el “popurrí” sinfónico que inicia el Pajarillo y colma Alma Llanera. Y que podamos todos caber en el Teresa Carreño para escucharte saludar al mundo, ese el de Beethoven, Hândel, vinieron a rendirte homenaje esta noche del jueves en la sala Ríos Reina. Venían de lejos y de lejanos tiempos pero en el tiempo perviven y en todos los espacios donde vive del arte la belleza viven. Será la culminación de un largo día de fiestas a sol abierto y con las canciones de Alí Primera para enjugar el sudor que corre desde adentro para afuera, bajo una lluvia seca de discursos hueros. Ya caída la noche lo bueno del arte se puso en la escena, y como es verdad el arte, déjame parafrasear a santo Tomás sobre la verdad, solo que para mi, además de ser verdad, la música es sublime, superior al hombre, porque es la mas completa y la mas bella de las verdades todas, con prescindencia de son Dimas o Barrabas los solitas, orquesta o directores. Tomas es más radical, si Satán dice la verdad, ese hecho no impide la verdad, la verdad es palabra del Espíritu Santo.
Y si no vuelves, por esas cosas que pasan sin que uno quiera, yo procuraré quizá con otros, que en la historia no mueras. No quiero engañarte, no siento placer alguno en tales cosas. ¿Sabes por qué eres necesario en la memoria? Para que seas ejemplo imprescindible de cuanto no es bueno que volvamos a hacer y jamás se repita. En eso, admiro a los judíos, no quieren que Hitler se les muera. Sería su propio entierro, sería enterrar el mal y éste está vivo en todas partes donde como está el bien en la voluntad de quien lo hace. En mala hora, pues, seria también enterrar la dignidad y el valor de ese pueblo, Pero también por mi mismo. Yo he pedido a los míos que si de mi recuerdan insistan en mis males y defectos, mis errores, mis avaricias y otras cosas no buenas, es sencilla mi tesis, que los míos y míos son los seres a quien amo, que no insistan en transitar mis yerros, y se sonrían si en el inventario hay una cosa buena.