Confrontación y reconstrucción
Incertidumbres y certezas
2010 ofrece una mezcla impresionante de incertidumbres y certezas. Lo primero está referido a las posibilidades de Chávez de profundizar la imposición del estado comunistoide en el que está empeñado a contrapelo de la voluntad general de la nación. Tiene el control de las instituciones públicas, de todos los poderes del estado y progresivamente ha destruido, desprestigiado o reducido a su más mínima expresión, a los factores no dependientes del estado-gobierno que no se someten a las líneas trazadas desde las alturas. Esto ha determinado una especie de resignación pesimista en muchos. No saben hasta donde llegaremos, están cansados, decepcionados y escépticos con relación a una oposición exclusivamente electoralista. No se han pasado para el gobierno. Todo lo contrario, crece en ellos una mezcla de indignación irreversible contra el régimen, pero con temor de perder lo poco que les va quedando. Sienten que su obligación es proteger a la familia, mantener el trabajo o la empresa, grande o pequeña, y mantenerse vivos y sanos lo cual es ganancia en estos tiempos.
Lo segundo son las certezas. Esta misma gente, la inmensa mayoría de la población, está consciente de que la ineficacia y la escandalosa corrupción probadamente a la vista de propios y extraños, acabara con la trágica experiencia de esta década. El problema es que no saben como, ni cuando, será el desenlace con el que sueñan. Si tuvieran una idea aproximada estarían dispuestos a echar el resto participando en las tareas que conduzcan al cambio radical que el país necesita. Lo darían todo, pero como parte de una acción bien dirigida, con el coraje y la claridad de objetivos que aún no observan en el campo opositor.
Estamos más cerca que lejos
Sin desconocer los enormes riesgos y las peligrosas coyunturas del año que se inicia, nos aproximamos a la confrontación final. Será asumida con responsabilidad, a conciencia que el trabajo también será hazañoso, para llenar una página hermosa en la historia. Hugo Chávez mientras más poder ha concentrado más se ha alejado del ciudadano común, especialmente de los más desamparados, de aquellos que pusieron en él todas sus esperanzas. Esa esperanza ha sido traicionada. La decepción es tremenda. Hay ya una fatiga repulsiva hacia la retórica y las acciones comunistoides de un presidente descubierto ante nosotros mismos y el mundo, como un instrumento de otros, con mucho dinero, pero muy pocas luces para estar a la altura de la misión subversiva que le han encomendado. Se está quedando solo interna e internacionalmente. El aislamiento crece y los venezolanos empezamos a sufrir las consecuencias, tanto de la incompetencia en materia de servicios fundamentales como luz, agua, gas, seguridad, salud, vialidad, etc, como de las reacciones ante el intervencionismo descarado en otros países, particularmente en los casos de Colombia y Estados Unidos.
Hay mar de fondo en todos los sectores. Especialmente en el poco pero importante piso que le va quedando. El mundo militar está convulsionado y, sin hacernos ilusiones sobre su disposición a actuar de manera definitiva, sabemos del malestar creciente, de las purgas y presiones indebidas de los mandos, de la murmuración creciente en los cuarteles y de la comprensión hacia el mundo civil opositor, con quien también viven, al cual difícilmente reprimirán violentamente.
Hugo Chávez es un prisionero sin propósito de enmienda y sin capacidad de rectificación ante el fracaso, lo cual lo deja sin salida posible. La “fuga hacia adelante”, que con relativo éxito practicó en el pasado, no será posible. En su entorno se acabó la mística. La borrachera del poder y las extravagantes riquezas acumuladas por algunos de sus colaboradores más importantes, por sus testaferros y prevalidos, asemeja las tragedias de las mafias sicilianas o de los carteles del narcotráfico, cuando se sueltan los demonios. Delaciones, traiciones, deslealtades, desaparecidos y enfrentamientos entre ellos mismos ponen al descubierto la magnitud de la podredumbre. Entraron en la etapa del “sálvese quien pueda y como pueda”. El primero que intenta salvarse y desviar la enorme responsabilidad que le corresponde, es el propio Hugo Chávez. Demasiado tarde.
Lo que vendrá después
El régimen va a caer. Bien porque el presidente renuncie, bien porque una acción cívico-militar así lo determine, bien porque la resolución de sus cuadros origine una intervención militar-militar que ponga punto final al desastre actual. En el mejor de los casos para él, porque sea barrido en las elecciones presidenciales de 2012, para empezar entonces el desmontaje del régimen y recoger los vidrios de lo que quede en pié.
Hay quienes piensan que la reconstrucción nacional será tarea para varias generaciones en décadas enteras. No lo creo. Tengo la convicción de que este país tiene como y con qué levantarse mucho más rápido de lo imaginable. No me canso de repetir que contamos con reservas materiales aún infinitas, con o sin precios petroleros elevados, y lo que es más importante, con recursos humanos suficientes para la tarea que contaría con la entusiasta colaboración de la comunidad internacional y sus instituciones financieras y políticas.
Hay asuntos que no deben ser publicitados innecesariamente. Pero es bueno levantar la fe en el futuro y recuperar la confianza en esta Venezuela nuestra que merece un destino mejor. Hay compatriotas que estudian a fondo, con proyectos concretos, algunas áreas fundamentales para la reconstrucción. Están claros en la mejor manera de manejar el NEGOCIO PETROLERO del país, desde mañana mismo de ser necesario. El recurso humano disponible está vivo y actuante dentro y fuera del territorio, plenamente consciente de la responsabilidad que le corresponderá, al margen de la PDVSA de hoy, destruida e irrecuperable.
Otros temas, tanto o más importantes que el anterior, tendrán respuestas inmediatas. La SEGURIDAD de las personas y de los bienes y, por supuesto, la seguridad jurídica con todo lo que ello implica. La seguridad AGROALIMENTARIA, es decir, el abastecimiento y distribución de alimentos al alcance de todos. La REACTIVACIÓN DEL APARATO PRODUCTIVO, sobre las bases de la libertad de trabajo y la libertad económica, la dolarización de la economía para erradicar la inflación y la autonomía del Banco Central. Las nuevas FUERZAS ARMADAS, ajustadas a las necesidades de la defensa nacional. La EDUCACIÓN, la SALUD y una SEGURIDAD SOCIAL que funcione. La descentralización política y administrativa, teniendo la MUNICIPALIZACIÓN como norte inalterable. En fin, son algunos de los más importantes aspectos a considerar. Para todos hay respuestas concretas y gente competente dispuesta.
La suerte está echada
“Venezolano siempre, comunista nunca”. La consigna de los 60`s adquiere nueva vigencia. Democracia o dictadura. Progreso o retroceso. Desarrollo o pobreza. Decencia o vulgaridad. Honradez integral o ineficiencia corrompida. Alegría o tristeza. No hay términos medios.