Confidencialmente bolivariano
EDICTO REAL
A riesgo de demanda pronta, proceso largo y cárcel indefinida, queda absolutamente prohibido a los súbditos bolivarianos averiguar acerca de asuntos relacionados con la más Alta Seguridad de la Patria.
Queda, en consecuencia, al alto riesgo de la ciudadanía inquirir, demandar, preguntar, referirse, comentar, chismear, disertar, investigar, divulgar, cualquier información que tenga que ver con estos trascendentales temas vinculados con la Seguridad de esta Patria Bolivariana, nunca vasalla:
• Preguntar por la talla de zapato del Líder de Líderes.
• Indagar si la Presidenta del Órgano Electoral toma el café con azúcar o con Splenda.
• Averiguar el nombre de la peluquera de la Comandanta en jefa de la Sección Táchira.
• Tomarle foto a cualquier diputado zuliano del proceso comiendo patacones descentralizados con imperialista Ketchup.
• Investigar acerca del monto de la propina que dejan los jueces del más alto tribunal en los restaurantes del Este.
• Apostar por la talla de brassiere de la diputada de japonés y sonoro nombre, no por el de la francesa.
• Difundir fotos de los diputados del proceso tomando carritos por puesto a la salida de las sesiones de bailoterapia revolucionaria.
• Contemplar al Interventor escarbándose las muelas – cual gachupín colonizador – con un mondadientes.
• Investigar si el Dios Suministrado lee, además de incinerar papel y quemar brujas.
• Aventurar el próximo color de la cuidada cabellera de la disputada mayor.
• Grabar a los personeros del régimen en shorts o traje de baño, sin su respectiva franela colorá.
• Hacerle tomas desde atrás al Informador Oficial.
• Entrar a cualquier recinto oficial con lápiz y papel.
• Comunicar los públicos gazapos de El Infalible.
• Especular sobre posibles sucesores o sustitutos del Imprescindible.
En fin, Ciudadanos Bolivarianos está prohibido todo lo que no está autorizado y más, que es mucho y dependerá de los humores del Todopoderoso cuando venga de regreso en avión innombrable desde el País de las Maravillas después de ver al que tampoco se puede pronunciar su Sagrado Nombre en vano.
Advertimos de todo esto y de una vez por toda a una tal Beatriz que anda adrianando, micrófono en mano, de un lado a otro.