Confesión de parte
La creación por parte de Chávez de un Ministerio de Estado para la Reconstrucción de Caracas constituye una doble e involuntaria confesión de su fracaso para atender la cuestión urbana en general y la caraqueña en particular, mostrando para empezar su supina ignorancia o su desprecio ciudadano al llamar Caracas lo que es solamente una parte de ella, es decir el municipio Libertador, al cual le crea una cuarta e innecesaria capa de gobierno.
En su origen ese municipio cuenta con un Alcalde regularmente electo en noviembre de 2008 (conviene recordar que desde el año 2000 ese municipio ha sido gobernado por alcaldes incondicionales de Chávez) así como con un Alcalde Metropolitano electo en igual fecha y con competencias en materia de “planificación urbana y urbanística” en todo el ámbito capitalino; posteriormente, en 2010 y en abierta violación de la Constitución Nacional, la Presidencia de la República designa una Jefe de Gobierno del Distrito Capital, entidad coincidente milímetro a milímetro con el citado municipio. Ahora se le suma el ministro, lo cual, evidentemente, no hará más que aumentar la confusión de competencias, enredar la maraña administrativa y, en consecuencia, potenciar la ineficiencia y la corrupción.
Pero también hay que señalar que el sargento designado para desempeñar el cargo viene de una larga cadena de fracasos en esa materia: en efecto, desde junio de 2008 presidió la Comisión Presidencial de Planes y Proyectos Especiales para la Gran Caracas, similar al ministerio que ahora asume y supuestamente dotada de recursos extraordinarios pero de cuya obra nada se conoce; durante un tiempo además compartió ese cargo con el de ministro de Vivienda y Hábitat donde dejó frutos igualmente magros. Entre 1992 y 1996 se desempeñó como Director de Planeamiento Urbano de la Alcaldía del Municipio Libertador bajo la gestión de Aristóbulo Istúriz, gestión desarrollada en un clima ajeno al envenenamiento de hoy pero que no bastó para que también entonces la cosecha urbanística no fuera igualmente magra. ¿Por qué entonces su designación al cargo? Chávez, parafraseando el precepto maoísta de que “Más vale rojo que experto”, lo dijo con todas sus letras al anunciarlo: “Más que un ingeniero o un arquitecto, es un amigo y un revolucionario”.