Con los pies en la tierra
Un largo y agónico viaje ha recorrido, con el coraje
inédito de un héroe colectivo, el inmenso,
mayoritario, mineral sentimiento democrático de
nuestro pueblo en su lucha por preservar y fabricar
hacia adelante los valores de una sociedad abierta,
libertaria y de hombres libres. El aire y el día,
sobre todas las calles, en el campo y en las ciudades
han explorado la oscuridad envuelta en su siniestra
materia secreta y la han hecho retroceder con el
terror que les infringe los bombardeos de una luz que
señala más allá de las evidencias la geografía de los
relámpagos fosforescentes con que hemos de construir
el futuro.
Sólo la agilidad y la inteligencia propias de las
causas trascendentes desconciertan y finalmente vencen
a los animales venenosos como las serpientes. La
tiranía en progreso en nuestro país, es un reptil
envuelto con su cabeza de plomo sobre el cuello de la
nación; pero temeroso de la biológica multitud y de su
inevitable derrota final, se talla de animal salvaje y
dones invisibles para sacarle el aire a Venezuela.
Dolorosa experiencia, de la que ha germinado en flores
y frutos la cósmica y avasallante insurgencia
ciudadana.
La pretensión de reventarle el alma y los sueños al
país por la camarilla gobernante, a pesar de la
acumulación de los hondos errores de los líderes
opositores en la conducción de las energías
democráticas expresada por la mayoría de nuestros
compatriotas, le ha dado ciertamente una prórroga a
nuestros sufrimientos y nuevas oportunidades al
régimen de mostrarnos más destrezas de sus viles
propósitos; pero nunca-aunque sólo al parecer querrán
comprenderlo al ver materializada su salida del poder-
podrán doblegar la vitalidad profunda, acertiva y
luminosa que como el cereal de un océano inagotable e
invencible les planeará victoriosa sobre su
hostilidad, para afirmar los únicos terrenos posibles
donde el día amanece fértil:la libertad.
El vínculo de lealtad del país entre sí, para saber
tan claramente lo que no quiere repeliendo el
autoritarismo «bolivariano» como lo viene haciendo, va
a sobrevivir todas las herramientas criminales que el
gobierno intente implementar para detenerlo.
Ni «ley de contenidos», ni la intensificación de la
represión, ni los eructos porcinos para humillarnos
del despreciable Acosta Carles, ni los blindados
físicos ,que no metafísicos de Baduel; ni mucho menos
los berridos ofensivos,que viene dando en las
restauradas cadenas por TV el «jefe» con la vengativa
finalidad de liquidar la moral ciudadana, logrará
superar el formidable espíritu democrático que vino
para quedarse, con toda probabilidad para siempre
entre nosotros.
Cabeza clara y corazón ardiente.El desenlace
electoral, ya sea la enmienda o el revocatorio -aunque
no lo parezca-, cada día está más cerca, el gobierno
no podrá eludirlo y va a perderlo. Sus maniobras para
manipularlo o impedirlo le será inútiles. Domesticar
la rabia, conservar la unidad y volver sobre la
paciencia, son las fórmulas pacíficas adecuadas para
que el movimiento democrático se acerque más pronto a
una victoria que hace tiempo se ha empeñado con su
admirable civismo a que le pertenezca.