Opinión Nacional

Con democracia se vive mejor

Una lección todavía no asimilada por la democracia venezolana y sus protagonistas fue cuando en la década de los 70, un aumento desmedido de los precios del petróleo dividió la historia del país. Por una parte la conducta administrativa que se observó en los gobiernos de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Raúl Leoni cedió visiblemente en posteriores mandatos por la superabundancia de recursos que se agravó aun más con los ingresos adicionales, producto de un irracional y desordenado endeudamiento que como maná caído del cielo, distorsionó el presupuesto nacional, así como el hábito y consumo de la sociedad. Todavía recordamos la famosa frase de un presidente populista que prometió administrar la abundancia con criterio de escasez y sucedió lo contrario pues los recursos se manejaron con escasez de criterio. La acumulación exagerada de enormes recursos financieros como argumento central de la política económica solo sirvió de hábil coartada para alimentar el despilfarro y como consecuencia directa de ello, la corrupción. Partiendo entonces del problema que hoy nos planteamos, valdría la pena preguntarnos si este auge desmedido de dinero no fue el origen del debilitamiento progresivo y posterior colapso de la República Civil con sus innegables y perniciosas consecuencias años mas tarde. No podemos negar que en la actualidad, nuestro país y la región como tal, pasa por uno de los momentos de mayor confusión y anarquía política nunca antes visto en toda su historia. Se aprecia un resurgir de fuerzas de izquierda unas mas radicales que otras, que algunos analistas catalogan a unas como carnívoras, caso Cuba y Venezuela y otras vegetarianas como serian Brasil, Chile y Uruguay; diferenciándose éstas no solo en la forma y estilo democrático, sino fundamentalmente en los resultados en el propio campo social. Observamos un replanteo de viejas tesis populistas o consignas proteccionistas al más rancio estilo medieval, donde existe un nebuloso respeto a la propiedad privada y a la libertad de expresión e información que nos llevan a tomar una definición muy real en cuanto a que éstas copian en la forma el estilo constitucional francés pero en la práctica aplican un modelo ugandés a la usanza del tristemente recordado tirano Idi Amin Dada. Pensamos que en democracia como un modo de convivir políticamente va obviamente mas allá que eso, pues se trata de un fenómeno cultural; de un hábito plural, flexible pero rígidamente justo y destinado a satisfacer la demanda colectiva. No es necesario ser un erudito o un aventajado sociólogo para descubrir la opinión de la gente en relación al sistema de gobierno de su preferencia, aun cuando es una exigencia mayoritaria que la democracia debe mejorar y se deben utilizar todos los mecanismos posibles para hacer cumplir la ley y la justicia. Y es que en un régimen democrático, por imperfecto que sea, el poder se distribuye entre personas e instituciones. Existe la posibilidad de ejercer controles sobre la gestión estatal y siendo un lugar común, decir que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno, la sentencia del soberano es muy clara.: “En democracia se vive mejor”, pero entendiendo a ésta en su justa medida, donde florezca el equilibrio e independencia de los poderes públicos para que exista el necesario contrapeso en las funciones de los mismos, en donde los derechos reconocidos en la Constitución y demás leyes sean ejercidos y disfrutados a plenitud y en caso de no ser así, se pueda denunciar su violación ante los organismos competentes y públicamente sin represalias o presiones de ninguna naturaleza. En democracia la Fuerza Armada es un organismo moderno, profesional, eficiente, no deliberante y con respetuoso apego a las leyes. En democracia también se respeta la voluntad de la mayoría sin intervenciones, hay libertad de opinión y expresión sin interferencias y la sociedad está comprometida a satisfacer las necesidades fundamentales de las personas mas desfavorecidas. Todo ello hace posible que la paz y el desarrollo económico, social y cultural sean tanto condiciones como frutos de la democracia, y como esta se basa en valores comunes y se ejerce en condiciones de libertad, igualdad, responsabilidad y transparencia con absoluto respeto a la pluralidad de opiniones con miras a los intereses de la comunidad, es conveniente que tengamos presente algunas de sus características ideales, para que encaminemos nuestras prácticas de ciudadanía a su fortalecimiento:

• Promueve y mantiene la dignidad, los derechos humanos y garantiza la justicia social sin favorecimientos y con igualdad.

• Se establecen claramente la ubicación de áreas y competencias de cada persona e institución para mayor efectividad social.

• Es un sistema alternativo, variable, en constante evolución y perfeccionamiento cuya efectividad depende de diversos factores o variables de orden político, social, económico y cultural.

• Propicia un ambiente favorable para la paz y refuerza la cohesión de la sociedad, impulsando activamente el entendimiento nacional.

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