Comunismo Burgués
Hasta hace muy poco, los teóricos y académicos venezolanos se devanaban los sesos para buscarle los rasgos socialistas al llamado por Hugo Chávez “socialismo del siglo XXI”. Encontrándose que en Venezuela no hay lucha de clases ni nada que se parezca a una reivindicación social, paradójicamente el régimen se enrumbó hacia una autocracia personalista, copiando la parafernalia cubana. Y también paradójicamente de ese comunismo partió una nueva burguesía más grosera que la anterior, que despiadadamente y con el apoyo oficialista ha despojado a los antiguos dueños de sus bienes sin haberles pagado de manera justa, o de forma alguna sus propiedades. Utilizando prácticas comunistas como las expropiaciones o estatizaciones, donde se niega la propiedad privada y se crea una nueva propiedad “colectiva” trasladada a los afectos al régimen. Así, nació en Venezuela una autocracia que quieren venderle al mundo como socialista o comunista, o como quieran llamarla; ladrona, incapaz y ruinosa. En evidente contraste con la economía de puertos que, el gobierno pone en práctica para poder medio abastecer los rubros alimenticios y otras mercaderías, sino la población ya se hubiese muerto de hambre. Esa burla al pueblo venezolano, trató de justificarse con un declarado e imaginario llamado “socialismo del siglo XXI”. Aquí sucumbió cualquier postulado socialista y la pobreza y explotación es mayor en este momento sin ninguna atención a la clase obrera y campesinos. Se combate la pobreza con más pobreza, se confunde el trabajo productivo con la economía informal y la destrucción total del país es inminente.
La decadencia es asaz conocida como forma de “construir” del régimen, se derrumba la nación y vamos de mal en peor y esos son los cambios reales en la Venezuela contemporánea. Independientemente que los precios petroleros se recuperen, esos ingresos van a dar a muy pocas manos, las de quienes se apropiaron de todas las riquezas de este país en tiempo record, igual como la miseria y acracia crece en los sectores populares y medios.
Ese fue el paraíso soñado por alguien fuera de sus cabales, sin que parezca la gente percatarse de la gravedad del asunto. Todavía algunos abrigan esperanzas de una salida pasmosa para recuperar a Venezuela, y los aires son otros, y cada vez somos menos dueños de ella y somos más esclavos y subordinados a la “estrategia” de Fidel Castro, quien en sus adentros debe seguir pensado en un enfrentamiento de Latinoamérica contra el “Imperio.” y para ello, se reserva a Venezuela y la lanza en una serie de provocaciones en contra de Colombia en desmedro de ambos pueblos. El viejo no quiere marcharse de este mundo sin ver una confrontación seria, como estuvo a punto de ocurrir en el año 1962.
Pero las cosas han cambiado Cuba hoy es un basurero ideológico, amparado con el petróleo venezolano y nuestra nación va por el mismo camino con el “comunismo burgués,” chupador de dólares para crear inmensas fortunas personales. He allí, lo que quiso vendérsele al orbe como de esencia socialista y resultó lo antónimo. Un régimen iconoclasta lleno de arcaísmos y de fotos del Che Guevara que no sabe resolver sus propios problemas.
Quienes avizoraron esta incompatibilidad a tiempo fueron los hondureños, no permitiéndole a Manuel Zelaya que repitiera allá los vicios de aquí. La mayor derrota que ha recibido el “líder” del “socialismo de siglo XXI” se la infligió Micheletti, extensiva a Insulza y su maltrecha OEA, al adefesio del ALBA y a sus propios protagonistas, ¡Qué mal quedó ante el mundo!
El “comunismo burgués” destruirá a Venezuela y quizá se explaye a Bolivia, pero los demás países que lo acompañaron, comienzan a despertar como es el caso de Nicaragua que para repetir Daniel Ortega tendrá que recurrir a fullerías. El resto de los acólitos se encuentran en alerta, aprovechándose de los últimos dólares y artilugios a disposición de los zánganos. Fidel Castro seguirá intermitentemente mandando órdenes a nuestros vernáculos camaradas para ver si cristaliza su sueño “áureo”, un duelo contra el “Imperio” viéndole desde su trono burgués en el “paraíso comunista de Cuba”.