Compromiso por la educación
Si en algo coincidimos los países de América Latina y el Caribe es en la queja y la denuncia permanente de la baja calidad y cobertura de nuestros sistemas educativos. El derecho educativo, proclamado por todos, es un derecho negado en la práctica a la mitad de nuestra población.
Hay consenso también en que una educación generalizada y de calidad es clave estratégica para el logro de aspiraciones básicas de las personas y de nuestras sociedades.
Fe y Alegría este mes lanza un manifiesto público titulado “Compromiso por la educación”. Lo hace partiendo de su extraordinaria experiencia y resultados en dieciséis países, con más de un millón de alumnos. No es un simple manifiesto de denuncias, sino que se trata de un compromiso constructivo, audaz y realista, con seis propuestas bien pensadas y voluntad de promover consensos efectivos para lograrlas. Se identifican las fallas de la realidad educativa y los caminos para su transformación y elevación con un esfuerzo concertado y sostenido.
En conjunto nuestra educación pública va mal y no estamos acortando distancias con los países más exitosos, ni haciéndonos más capaces para resolver nuestros problemas de desarrollo humano con inclusión y equidad. Dejando de lado mutuas acusaciones, se buscan soluciones partiendo del “deber que tienen los gobiernos y las sociedades de hacer realidad el derecho de todos y todas a una educación de calidad, concebida como un bien público, que permita superar la pobreza y la exclusión”. Las familias con recursos humanos de algún modo pueden suplir las deficiencias de la respuesta educativa pública, pero la población más pobre no.
El “Compromiso por la educación” evita el debate negativo entre educación “oficial” y “privada” y no contrapone las responsabilidades del Estado y de la Sociedad, sino que se pide “a los gobiernos que promuevan mecanismos de concertación social estables, amplios y participativos” para diseñar y llevar a cabo políticas educativas nuevas, audaces y con resultados. La educación de calidad es un bien público, dice Fe y Alegría, todas las personas tienen derecho a ella, y la sociedad tiene obligación de responder a ese derecho. La sociedad está constituida por familias, ciudadanos, asociaciones, medios de comunicación, organizaciones… y posee un Estado, constituido por ella, para atender aquello que es un bien público irrenunciable para todos sus integrantes. Público no es sinónimo de estatal, sino lo que constituye la re-pública, y es responsabilidad de todos los republicanos o ciudadanos que la constituyen. Las familias tienen obligaciones irrenunciables y la sociedad es educadora (o deseducadora), y los gobiernos no pueden apartarlas, haciendo de la educación una exclusiva partidista de la fracción que está en el poder. El bien público logrado beneficia a toda la sociedad, y el frustrado es un mal público para toda ella. Ahí estamos.
El servicio público educativo es brindado por instituciones estatales y por múltiples iniciativas de la sociedad, que armonizan las diversidades en un sistema educativo guiado por el Estado.
La propuesta de Fe y Alegría es para asegurar entre todos “la igualdad de oportunidades, en especial para los que más lo necesitan”. Desde esa base se analizan los graves problemas que afectan a la educación pública de nuestra región, la más inequitativa del mundo. El espacio de este artículo (más información en www.feyalegria.org) sólo nos permite enumerarlas: inequidad educativa; baja calidad de la educación; desarticulación y desatención de algunas etapas educativas; desvalorización de la profesión docente; financiamiento insuficiente; y procesos de gestión poco autónomos y participativos.
Luego se concentra el documento en seis propuestas para el diálogo y la acción en respuesta a cada una de las áreas y problemas señalados.
Este excelente y oportuno documento es una invitación a sumarnos a la acción en torno a los consensos básicos propuestos. Esperamos que así lo hagan los diversos sectores de la sociedad. Ciertamente en la Universidad Católica estamos decididos a formar parte de estos acuerdos para producir soluciones. Camino de esperanza en cada país con movilización de la responsabilidad educativa de la sociedad y amplia convocatoria de los gobiernos.